El presidente de EE UU, Donald Trump, anunció ayer un incremento equivalente a 50.000 millones de euros en el presupuesto de Defensa para 2018, lo que supone un alza de un diez por ciento, que será compensada con recortes en otros sectores, como el Departamento de Estado (Asuntos Exteriores), la Agencia de Medio Ambiente o la ayuda internacional, que sufrirá "amplias reducciones". El objetivo del refuerzo presupuestario, en palabras del propio Trump, será "ganar guerras de nuevo".

El presidente, de 70 años, explicó que cuando él era estudiante se tenía la conciencia de que EE UU "nunca perdía" una guerra. Ahora, en cambio, "nunca ganamos", se lamentó. "Vamos a hacer más con menos y adelgazar el Gobierno", prometió Trump durante un encuentro con gobernadores en el que criticó el supuesto derroche de dinero que atribuye a la presidencia Obama. "Vamos a empezar a gastar en grandes infraestructuras", dijo.

Trump ha recibido del Departamento de Defensa (Pentágono) una lista de opciones para acelerar la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, que ahora deberá analizar. La lista de opciones incluye cambios de estrategia y recomendaciones financieras y diplomáticas para aislar al EI.

Según la prensa estadounidense, el plan podría incluir una ampliación del número de efectivos estadounidenses desplegados en la zona y una intensificación de los bombardeos aéreos. EE UU tiene 500 efectivos de operaciones especiales desplegados en Siria y 5.000 efectivos de varios perfiles en Irak. En Siria trabajan en colaboración con las milicias kurdas y en Irak lo hacen con los kurdos y con las tropas gubernamentales.

En la Casa Blanca, mientras tanto, se extreman las medidas contra las filtraciones a la prensa, aunque muchas llegan desde departamentos y agencias. El portavoz presidencial, Sean Spicer, convocó la pasada semana a los trabajadores a su oficina y les hizo dejar sus móviles en una mesa para un chequeo.