El arranque de la campaña electoral británica para las elecciones generales del 8 de junio ha degradado aún más el tenso clima entre Reino Unido y la UE con motivo del "Brexit". La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, acusó ayer a la UE de tratar de influir en los comicios con "amenazas".

"Políticos y funcionarios europeos han lanzado amenazas contra el Reino Unido. Todos estos actos han sido programados de modo deliberado para influir en el resultado de las elecciones", denunció May en un discurso que ofreció tras comunicar a Isabel II la disolución del Parlamento y el inicio oficial de la campaña. Una campaña que la primera ministra aborda en las encuestas con una ventaja promedio del 18,8% sobre sus rivales laboristas (46,1% a 27,3%).

"Los acontecimientos de los últimos días han mostrado que cualesquiera que sean nuestros deseos, y sin importar lo razonable que sea la postura de otros líderes europeos, hay algunos en Bruselas que no quieren que estas conversaciones tengan éxito y no quieren que el Reino Unido prospere", aseguró la primera ministras.

Los malentendidos y tergiversaciones se han sucedido desde que el pasado miércoles 26 de abril el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el negociador de la UE, Michel Barnier, cenaran con May en Londres. En un primer momento la cena fue calificada de "constructiva", pero el domingo el "Sunday Times" adelantó que Juncker habría trasladado a la canciller alemana, Angela Merkel, que en la cena hubo serias discrepancias sobre los asuntos de fondo que enfrentan a las partes. Londres pretende negociar en paralelo la salida y las futuras relaciones bilaterales, mientras que la UE quiere que los términos de la salida -en particular las obligaciones financieras británicas y el estatuto de los expatriados- queden pactados con anterioridad.

Según precisó este lunes el "Frankfurter Allgemaine Zeitung", Juncker y Barnier habrían quedado sorprendidos por el irreductible anclaje de May en sus posiciones, por lo que el primero habría dicho a Merkel que la británica se está "engañando" y vive "en otra galaxia". Esto explicaría la advertencia lanzada por la canciller a Londres el pasado jueves para que no se haga "ilusiones" sobre los términos de la negociación, ya que, añadió Merkel, "las obligaciones financieras" británicas tienen que haber quedado del todo claras y aceptadas antes de abordar las futuras relaciones bilaterales.

La vertiente financiera dio ayer un nuevo quiebro al asegurar el diario económico "The Financial Times" que la factura británica ascenderá a 100.000 millones -en lugar de los 60.000 que se manejan- a causa de nuevas exigencias francopolacas sobre aportaciones al sector agrícola y a los gastos administrativos de la UE en 2018 y 2019. El ministro británico para el "Brexit", David Davis, respondió ayer mismo que Londres no pagará esa suma pero negociará.

En cuanto a los expatriados, el negociador Barnier adelantó en Bruselas que la UE exigirá a Londres que mantenga "de por vida" los derechos de los comunitarios que hayan residido, residan o vayan a residir en Reino Unido hasta la fecha en que el país abandone la Unión, lo que conllevará un trato igual para los británicos instalados en la UE. Barnier hizo este anuncio en la presentación por la Comisión Europea del mandato detallado de la posición negociadora de la UE. Se trata de un borrador basado en los acuerdos del Consejo Europeo del pasado sábado y que aún requiere el visto bueno de los estados miembros.