Mucha seguridad en las calles, pero no se respira miedo. Así lo aseguran los asturianos residentes en Manchester, tras el atentado que sacudió el lunes de noche el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande. Los asturianos señalan que la normalidad impera en la ciudad, aunque las medidas de seguridad han aumentado notablemente. "¡Otra vez nosotros!", se oye a decir a los ingleses.

El mierense Eduardo Álvarez forma parte del equipo de fisioterapeutas del Manchester City y estaba en su casa cuando ocurrió la tragedia, a escasos cinco minutos andando del escenario de la barbarie. "Por suerte me encuentro perfectamente, aunque lo cierto es que podría haberle ocurrido a cualquiera. En Manchester es muy habitual hacer planes en torno a los conciertos y yo este año ya he ido a muchos en ese mismo pabellón", explica el asturiano, que forma parte del círculo de confianza de Pep Guardiola. La mujer y las dos hijas del exentrenador del Barcelona presenciaron el atentado, pero salieron ilesas. "Hace sólo unas semanas estuve allí con varios futbolistas y miembros del equipo viendo a 'Red Hot Chili Peppers' o el concierto de 'Drake'. La verdad es que da miedo pensarlo porque mis hijas también fueron hace poco a ver a Bruno Mars", añade.

Eduardo Álvarez no escuchó la explosión, pero su teléfono móvil comenzó a echar humo poco después de que estallase la bomba. "No me llamaron la atención las sirenas porque en Manchester se escuchan muchas a diario, pero al rato ya empezaron a entrarme mensajes. Lo primero que hice fue tratar de avisar a mi familia de que estaba bien e interesarme por todos los conocidos que tengo en la ciudad para saber que no les había ocurrido nada. Te asustas porque es una cosa horrible. Pienso que tuve la reacción que hubiese tenido cualquiera", explica el mierense, que regresará mañana a Asturias de vacaciones al haber terminado el "City" la temporada. "Ahora mismo estoy solo porque estoy tratando a un par de jugadores que siguen lesionados, la familia ya se ha ido y ayer no estaban en la ciudad", señala.

Tampoco estaban ya en Manchester muchos de los futbolistas que juegan en el equipo al que pertenece Eduardo Álvarez, una circunstancia que puede haber evitado que la tragedia le tocara aún más de cerca. "Es lo que decía antes, en Manchester vamos a muchos conciertos y a los futbolistas, que son jóvenes, les gusta mucho la música. No hubiese sido extraño que alguno hubiese ido ayer al concierto", asegura Eduardo Álvarez. Ayer, mientras hablaba por teléfono con LA NUEVA ESPAÑA, el mierense describió el ambiente que se vivía en la zona en la que tuvo lugar el atentado: "Hay muchas zonas que están acordonadas, se ve mucha policía y mucha prensa, aunque por la calle sigue habiendo gente y mucho trasiego, como siempre". En el club en el que trabaja también se han tomado medidas. "Se han incrementado las medidas de seguridad por los que pueda pasar", subraya.

Otro asturiano, Joaquín Fernández también contó a este periódico su reacción al terrible suceso ocurrido en la ciudad inglesa. "La primera información que nos llegó fue de un ruido muy fuerte y se pensó que había explotado uno de los altavoces del concierto", explica el ovetense, que a las doce de la noche, hora local, recibió las primeras noticias de que algo estaba ocurriendo en el Manchester Arena, a unos cuarenta minutos de su casa. Él no escuchó las explosiones pero sí la gente que vive cerca del lugar en el que ocurrieron los hechos, "las explosiones se escucharon en todo el barrio". El ovetense destacó la solidaridad que surgió de inmediato: "Se están haciendo muchas donaciones de sangre y mucha gente se está movilizando para ayudar".

Aunque la ciudad vivió el lunes uno de los peores días de su historia, según el relato de Fernández Barreiro, no se respiró miedo. "Manchester es un ejemplo de integración y probablemente un gran porcentaje de la gente que estaba en el concierto fuesen musulmanes", agrega.

En Londres, el sentimiento que se vivió fue de impotencia y de rabia ante el atentado de la vecina Manchester. Así al menos lo transmitió el hostelero ovetense Juanjo Cima, quien se encuentra en la capital londinense junto a Luis Salgado, propietario de un conocido bar de copas de la capital del Principado. Ambos llegaron en la mañana del lunes para acudir hoy a un concierto de Eric Clapton en el Royal Albert Hall. "Supimos lo que había pasado a medianoche en el hotel. Curiosamente me enteré por el twitter de LA NUEVA ESPAÑA. Siempre lo miro cuando viajo antes de dormir para ver qué pasa en mi tierrina, me gusta conocer las últimas noticias del día".

Lo que más se repite en la capital londinense, según señala Cima, es la frase: "¡Otra vez nosotros, otra vez nosotros!", tal y como le señalaron personas con las que entabló conversación a lo largo de la mañana. "Hay mucha rabia, mucha tristeza y una gran sensación de impotencia. Eso sí, lo que no hay es miedo, no se nota intranquilidad, aunque sí se percibe que aumentó ligeramente la presencia policial en las calles.

En cuanto a la posibilidad de que se desconvoque hoy el concierto de Clapton en Londres, Juanjo Cima no cree que se cancele. "Tiene una capacidad para unas 5.000 personas y seguro que estará lleno pues nos tememos que será uno de sus últimos conciertos. Viene gente de todo el mundo. Lo que sí creo que van a aumentar considerablemente son las medidas de seguridad. A ver qué pasa". Otra desgracia se espera que no.