El Gobierno de EE UU, que ha anunciado el despliegue de unos 3.000 militares adicionales en Afganistán, espera que sus aliados de la OTAN aporten otros mil efectivos más, precisó ayer en Bruselas la embajadora estadounidense ante la Alianza Atlántica, Kay Bailey Hutchison. Los nuevos contingentes se sumarán a los 13.000 soldados actualmente desplegados por EE UU y la OTAN en el país asiático.

La Administración estadounidense hará "peticiones específicas" al resto de aliados, entre los que se cuenta España, "en las próximas dos semanas" para pedirles un refuerzo de efectivos en Afganistán, precisó la exsenadora estadounidense, quien admitió que requerirá "varias semanas" identificar al "personal adecuado", aunque confió en que el refuerzo de instructores y asesores en Afganistán se pueda hacer "lo más rápido posible".

Los aliados mantendrán una conferencia de generación de fuerzas este mismo mes y el refuerzo militar para Afganistán será uno de los asuntos centrales de la reunión de ministros de Defensa de la OTAN, prevista los próximos 8 y 9 de noviembre.

La embajadora estadounidense ante la OTAN explicó que la nueva estrategia de EE UU para la región, que requiere tropas adicionales, "intenta demostrar a los talibanes que no van a ganar" en el plano militar y que deberán negociar con el Gobierno de Kabul. "La nueva estrategia tiene una gran oportunidad de tener éxito", aseguró. "En seis o siete años los afganos serán más capaces de defenderse y de mantener su defensa sin la ayuda externa. En este plazo habrá más estabilidad y necesitaremos menos asesores", dijo la representante estadounidense.

La embajadora también reclamó a los países miembros de la OTAN "más financiación común" de las operaciones en Afganistán, "porque es una amenaza para todos", dijo. Esta exigencia se vincula con las demandas de la administración Trump para que los socios de la OTAN cumplan su compromiso de dedicar el 2% del PIB a Defensa, cantidad de la que el 20% debería ir destinado a equipamiento militar.