Unos 25.000 nacionalistas, según los convocantes, 6.000 según las autoridades, se manifestaron ayer en Ajaccio, la capital de Córcega, para exhibir su fuerza de cara a la visita que hará a la isla, la semana que viene, del presidente francés, Emmanuel Macron.

"Es un momento histórico, una manifestación de proporciones sin precedentes en Ajaccio", dijo el presidente del Consejo Ejecutivo de Córcega, el nacionalista Gilles Simeoni, líder de Inseme per a Corsica, Unión por Córcega.

El nacionalismo corso vive un momento dulce tras la clara victoria de las dos principales formaciones nacionalistas en las elecciones del 10 de diciembre y demanda negociar una mayor autonomía con París, igualar francés y corso y poder vetar la compra de terrenos en Córcega a personas que no hayan vivido en la isla al menos durante cinco años.

El Gobierno muestra su disposición a negociar ciertos cambios en el equilibrio de la relación institucional, pero rechaza reconocer la cooficialidad del corso, ya que la Constitución establece que el francés es el único idioma oficial.

"El Gobierno está jugando con fuego al rechazar las demandas de los nacionalistas", advirtió Simeoni.