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Urgen nuevas políticas para el sector lácteo

La necesidad de una nueva PAC con ayudas reactivas a la volatilidad de los precios

Urgen nuevas políticas para el sector lácteo

El sector lácteo europeo vive momentos convulsos. El incremento generalizado de la leche producida en la casi totalidad de los estados miembros de la UE, acompañado por una excelente campaña en los países netamente exportadores de productos lácteos, junto a una caída de la demanda de los tradicionales países importadores de esos bienes, configuran este escenario de grave incertidumbre.

La situación en sí no es novedosa. Lo que la hace especialmente singular es su coincidencia en el tiempo con el final de la Organización Común de Mercado (OCM) que regulaba el sector lácteo en la UE, que implicó la muerte de las cuotas lecheras. La antigua OCM se caracterizaba por la existencia de mecanismos de intervención de la leche en polvo y mantequilla que jugaban un papel determinante como reguladores de los precios que los ganaderos europeos recibían por la leche producida. A la vez, las cuotas lecheras evitaban riesgos de sobreproducción.

La nueva Política Agraria Común (PAC), aprobada para un gran periodo de tiempo que va de 2014 a 2020, instauró un nuevo modelo de OCM. Los recursos económicos para este periodo son menores, especialmente los dedicados a la regulación de mercados, que según un trabajo del Parlamento Europeo caen para el total del periodo un 42 por ciento. Además, la nueva PAC carece de mecanismos reguladores de la producción. Lo que sí se introduce en esta política, la última gran política común que queda en la UE, es un nuevo modelo de ayudas a la renta de los ganaderos, que da una gran libertad a los estados miembros para que ellos decidan cómo aplicar esas subvenciones dentro de un esquema general.

España optó por un modelo basado en los derechos históricos, en el que juegan un papel determinante los montantes que se cobraban en años anteriores. El resultado final es muy distinto, si comparamos el modelo español con el francés, que prima a la ganadería de las zonas desfavorecidas, como es el caso de Asturias.

En todos los documentos de trabajo, e incluso en los preámbulos de los Reglamentos de la reforma, la Comisión Europea mantiene la teoría de que el desmantelamiento de la antigua OCM y de las cuotas, se compensa por los resultados derivados de un mejor posicionamiento en el mercado mundial de los productos lácteos europeos, es decir, fía el precio de la leche a la competitividad de las industrias lácteas europeas en el mercado mundial y a un posible repunte de la demanda interior.

Esta situación genera una gran volatilidad de los precios en origen y es la causa del actual desplome de tarifas que ha provocado una compleja situación en el propio sector y, por ende, a los responsables políticos nacionales y europeos, que parecen verse entre la espada y la pared a la hora de tomar decisiones.

La volatilidad de los precios de las materias primas lácteas no va a ser una situación coyuntural. Ha venido para quedarse. Por eso urge negociar una nueva PAC, adaptada a esa volatilidad de precios. Frente a esas ayudas basadas en derechos históricos se hacen necesarios mecanismos de ayudas que sean reactivos de forma inmediata a la situación que el mercado tenga en cada momento.

Deberían establecerse nuevos sistemas de ayudas basadas en el margen de beneficio por litro de leche producido, algo parecido a la política de protección al sector lácteo que sigue Estados Unidos, con el plan instaurado por Obama. Ese debería de ser el pilar de esos nuevos subsidios, variables en función de la situación del mercado de la leche y de los principales factores que intervienen en el proceso de producción.

Frente a la situación actual de ayudas fijas establecidas para un largo periodo de tiempo, las autoridades europeas (Consejo-Comisión-Parlamento) deben de renunciar a la reciente reforma aprobada y establecer un sistema de ayudas variables y reactivas a la volatilidad de los precios.

Por otra parte, y conociendo los acuerdos comerciales en el seno de la Organización Mundial de Comercio y las negociaciones EEUU -UE para el Tratado de Libre Comercio, parece más que difícil retomar nuevas medidas de regulación con un cierto nivel de garantía. Sí hay margen para establecer nuevos proyectos de promoción y ayuda a los alimentos lácteos, que sin duda podrían jugar un papel en la recuperación del consumo interior.

Si en este mes ni el Consejo, ni la comisión corrigen el rumbo de la actual reforma de la PAC, el sector lácteo en su conjunto va a ver agudizada esta grave crisis con resultados imprevisibles. Llegó la hora de nuevas políticas más ajustadas a la realidad productiva del sector y más alejadas de posiciones inmovilistas que nos llevaron a la actual situación de grave crisis.

Independientemente de las decisiones que se adopten en el seno de la UE también los estados miembros tienen un significativo margen de maniobra, lo que hace igualmente necesario, que se establezcan nuevas líneas de actuación que hoy no están ni en la agenda ni en el debate político.

Llegó el momento del tiempo político, en la Unión Europea y en los estados miembros. Fiar el destino del sector al mercado, como defiende el comisario Hogan, supondría una crisis sin precedentes para el conjunto de los productores de leche europeos, especialmente para aquellos que se asientan en territorios con dificultades naturales, como es el caso asturiano.

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