Podría decirse que Marta Sevilla ejemplifica una progresión en tiempo récord en la carrera científica. En 2002, cuando se encontraba en el último curso de carrera, accedió al Incar con una beca, que enlazó con otra posterior y, dos años más tarde, volvió para realizar la tesis. Tras sendas estancias posdoctorales, en Reino Unido y Alemania, regresó a Asturias con un contrato "Ramón y Cajal", uno de los más prestigiosos para los investigadores. Tenía 35 años cuando logró la plaza de científico titular cuando lo habitual es llegar con 39, de media. Dice que nunca ha encontrado obstáculos por el hecho de ser mujer. "No hay problemas. Ahora hay mucha gente joven en el Incar, aunque se nota algo de bajón para incorporar gente nueva por la falta de fondos", lamenta. En su grupo son tres científicos titulares, un profesor investigador, una doctoranda que está realizando su tesis y dos estudiantes posdoctorales. En la actualidad trabajan en un proyecto europeo para escalar materiales y que puedan utilizarse en supercondensadores.
