El 29 de septiembre se cumplieron ochenta años de la fundación del Partido Obrero de Unificación Marxista (P.O.U.M.) con la fusión de Izquierda Comunista y del Bloque Obrero y Campesino. Una efeméride que la Fundación Andreu Nin de Asturias quiso celebrar en la Casa de Cultura de La Felguera, con un acto organizado en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. En el acto participaron Ana Isabel Pumares, Miguel Ángel Fernández y Pepe Gutiérrez, que planteó la necesidad de ir más allá del análisis conmemorativo porque "sigue sin agotarse el enorme caudal que aportó el POUM y las ideas que aportó al movimiento obrero y a los procesos revolucionarios". El escritor y político indicó que el aniversario es una buena ocasión para entender que "la lucha por la emancipación social de los hombres y mujeres del POUM sigue vigente en nuestros días".

El Partido Obrero de Unificación Marxista intentó la unificación de la izquierda durante la Segunda República mediante una alianza obrera, pero solo lo consiguió en Asturias, "donde la comuna fue fructífera, a pesar de la derrota, ya que demostró lo que la clase trabajadora es capaz de conseguir". El POUM fue cuestionado y perseguido, tanto desde la derecha como desde la izquierda y tras el final de la guerra civil desaparece de la historia durante varias décadas. Un tiempo en el que la victoria de las ideas de la izquierda a partir de los años sesenta marca la tendencia hacia el acomodamiento. Un elemento de conformismo que aparece por "el cambio de las estructuras de la sociabilidad, que se ha perdido en las grandes ciudades", en palabras del vicepresidente de la Fundación. Recordó que en los años treinta todos los miembros de una familia eran anarquistas o socialistas, mientras que "ahora hay muchedumbres solitarias en las que no hay diálogo intergeneracional, lo que ha llevado a una derrota política espantosa". Insistió en que las cosas ya no son iguales, "así que los trabajadores se deben organizar por barrios, rehaciendo los discursos con nuevas bases y nueva gente". Es algo tan vital que "hasta que no se consiga conformar un movimiento sindical fuerte no habrá cambios y los partidos que no lo tienen son como edificios sin cimientos sólidos". Y criticó a los sindicatos actuales.

Recién llegado de Barcelona, reflexionó sobre la independencia de Cataluña, "lo más radical que ha ocurrido desde la Transición". Para él, "Cataluña es un pueblo organizado que busca reivindicaciones nacionales y sociales. Es una reacción contra la crisis" y reivindicó la influencia del POUM en las Candidaturas de Unidad Popular (CUP).

Miguel Fernández, miembro de la Fundación Andreu Nin de Asturias, apostó por compartir las ideas del POUM y propuso pasar el testigo a la gente joven que debería conocer "el importante trabajo de militantes asturianos del partido como José Loredo Aparicio, Manuel Grossi, Ignacio Iglesias, Marcelino Magdalena o Aquilino Moral.