Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

Las obras de restauración de la iglesia parroquial del monasterio de Hermo han llegado a su fin. Tras más de veinte años de obras, este edifico emblemático ha vuelto a abrir sus puertas con una cara nueva. El recóndito paraje donde su ubica y la belleza que le otorgan los bosques que le rodean y que lo integran dentro del parque natural de Fuentes del Narcea han conseguido convertir al monasterio de Hermo en uno de los entornos más emblemáticos del concejo de Cangas del Narcea.

Las obras se iniciaron en 1997 con un presupuesto de cuarenta y seis millones de pesetas y, aunque la reforma y rehabilitación del edificio se han dilatado en el tiempo más de lo que se preveía en un primer momento, el resultado ha dejado satisfecho al pueblo cangués. Esta iglesia, que cumplió las funciones de monasterio y que da nombre al pueblo en el que se encuentra ubicada, fue declarada monumento histórico regional en 1982, y ya entonces se comenzó a pensar en su recuperación arquitectónica y artística, debido a que presentaba un estado de grave deterioro y que se trataba de uno de los edificios con más valor histórico del concejo. En 1984 se dio el primer paso en el proceso de rehabilitación de la ermita y se iniciaron las obras de fijación de los cimientos.

Fue once años más tarde cuando el proceso de rehabilitación se ejecutó en una segunda fase. En el año 1997 se llevó a cabo una limpieza del exterior del templo y hace dos años se iniciaron las obras de la última fase. Estos trabajos ejecutados han servido para la recolocación del piso de madera del interior de la iglesia y para la restauración de las pinturas murales de la nave del templo y los grabados de los murales de la cúpula del altar. Las obras concluyeron con la rehabilitación integral del altar principal y de la imagen del Cristo.

Además de su innegable valor religioso y artístico, este trabajo otorga un valor añadido a la belleza natural del hayedo de Hermo: juntos conforman un conjunto turístico de gran interés y calidad para la Comarca de Fuentes del Narcea.

El párroco Jesús Llana, que lleva ejerciendo su labor en el monasterio de Hermo desde 1993, confiesa que los vecinos del pueblo no dan crédito al resultado final y que nunca soñaron con ver «su querida iglesia en un estado tan excepcional».

El cura de Hermo explica también que «hay que tener en cuenta que en 1997 apenas si se podían ver las pinturas de la bóveda, ennegrecidas a causa de la quema de aceites, y que el resto de las obras pictóricas se encontraban plagadas de hongos desde las pestes de los años veinte», y que por ello ahora los feligreses acuden «más a misa».

En el Monasterio de Hermo se celebran misas semanalmente, a las que suelen acudir los vecinos del pueblo. La misa supone para las gentes de estos pequeños pueblos aislados un verdadero motivo de reunión y a la salida se comentan las novedades más llamativas del concejo. Desde que finalizó la rehabilitación del templo éste es uno de los temas más socorridos, los feligreses comentan cómo antes casi no se podía pisar el suelo por miedo a romperlo y ahora «la iglesia parece otra».

El monasterio de Santa María de Hermo fue edificado por Alfonso Roderici en los primeros lustros del siglo XII y presenta una de las estructuras más complejas e interesantes de su época, formada por nave abovedada con cañón apuntado, separada del presbiterio por un sencillo arco de triunfo semicircular. En sucesivas etapas posteriores se añadieron el pórtico del lado Sur, la sacristía y la espadaña del frente principal. Con el paso del tiempo el templo llegó a encontrarse en estado de ruina, pero gracias a su rehabilitación hoy ha recuperado el valor de sus orígenes.