Grandas de Salime, S. P.

Cuando la mañana del miércoles muchos vecinos de Grandas de Salime salían a la calle, una idea pasó por su cabeza. «¿Qué fue, estamos en guerra o qué?», se preguntaba María Ludivina Rodríguez, quien no se podía creer lo que tenía ante sí. Grupos de militares pateando las calles de la villa grandalesa perfectamente uniformados y en plena instrucción.

Se trata de un grupo de cien soldados procedentes del acuartelamiento Cabo Noval, en Noreña, que desde el pasado martes están instalados en el campo de fútbol de la capital y que precisamente hoy se despiden del municipio para volver a su cuartel. Llegaron a Grandas después de recorrer varias etapas del Camino de Santiago desde Pola de Allande y estos tres días se han dejado ver entre la población realizando la instrucción, con largas marchas a pie que les ocupaban la mayor parte del día, cargando, además, con todo su equipo y armamento. Para el alcalde, Eustaquio Revilla, es una forma más de promocionar Grandas. «El 95% de los soldados no conocían esta zona y así promocionamos el concejo», señaló.

Su presencia ha sido acogida entre la sorpresa y la ironía por los vecinos del concejo. «Veo bien que se hagan estas cosas, porque en caso de una hipotética guerra, ¿nos iban a defender cuatro pelagatos que no sabrían qué hacer?», apuntaba uno. E inmediatamente le seguía otro: «Además, tienen que ganarse el sueldo, ¡que para algo les pagamos!». También en uno de los supermercados del pueblo la «visita» era motivo de conversación ayer. Consuelo Díaz apuntaba, entre sonrisas, los beneficios de esta idea. «Yo lo veo bien, es bueno que pongan algo de orden», ironizó.