San Antolín de Ibias,

Pepe RODRÍGUEZ

Las zonas rurales tienen futuro. Pero hacen falta personas con iniciativa que sepan cómo abrirles paso. Estos son la intención y el mensaje de una mesa-coloquio organizada por el colegio público «Aurelio Menéndez», de San Antolín de Ibias, bajo el título «El lenguaje de los emprendedores». La actividad forma parte de la programación cultural que desarrolla el centro y se enmarca en su esfuerzo por mostrar a los alumnos las múltiples posibilidades que tienen a su alcance, más allá de las actividades tradicionales del ámbito rural.

Tres empresarios de la zona que han buscado soluciones para poder vivir en una zona donde no abundan las ofertas de empleo compartieron sus experiencias con los jóvenes y les hicieron ver que no todo el mundo tiene por qué ser funcionario o asalariado, que no hay por qué seguir un único camino ni hay razones que obliguen a emigrar para ganarse la vida.

El acto, moderado por la antropóloga de Ibias Isabel Méndez, fue valorado por la directora del colegio «Aurelio Menéndez», Visitación Blanco, como una «lección magistral para la vida».

Arturo Mesa tiene una empresa de construcción y una tienda de materiales del mismo ramo. Realiza obras tanto para la Administraicón como de ámbito privado. A su juicio, «esto tiene que gustar. Lo más importante es estar a gusto con lo que uno es y, como no es lo mismo que ser empleado, hay que tener una cierta pasión por ser empresario». Este minero prejubilado, con la vida resuelta, no pudo encadenar a su espíritu emprendedor y decidió seguir apostando por la creatividad y por la actividad en su vida.

Vicente García también pertenece al sector de la construcción, pero, además, trabaja en las transformaciones madereras. Ha llegado a trabajar en Palma de Mallorca, por lo que su experiencia tiene carácter nacional. García subrayó que «lo más importante es tener un gran equipo humano. Y, para eso, es imprescindible tratar bien a la gente y ofrecer un buen espacio de trabajo. Esa es una de las claves para que la vida del empresario sea satisfactoria», destacó.

Por su parte, José Luis Prada, del célebre restaurante Prada a tope, no quiso hablar de su negocio actual, sino de sus inicios, partiendo de una pequeña tienda de calzado. Contó cómo, en su opinión, hay que conocer mundo, viajar y estudiar para, luego, poder aplicar todo lo que se ha visto y aprendido en el día a día. Porque, subrayó, no por estar en una zona rural se tiene que renunciar a las posibilidades del mundo actual. También remarcó otra idea: la humildad es una de las claves del éxito, hay que tratar igual a quien tiene dinero y a quien carece de él.

La conclusión que quedó clara en la charla coloquio es que las zonas rurales tienen, a día de hoy, una cantidad de oportunidades que no deberían perderse. La posibilidad que abre un medio de comunicación como internet, que multiplica hasta el infinito los clientes potenciales, hace que el autoempleo y la creación de negocios sean más fáciles que antaño.

Ahora les corresponde a los estudiantes asimilar y aplicar la lección en su futuro laboral.