Gaspar Melchor de Jovellanos fue un hombre que supo afrontar las dificultades de la crisis de su tiempo, la misma, aunque con un contenido diferente, que afronta la sociedad actual y, con ella, los jóvenes. Lo recordaron ayer el presidente de la Fundación Jovellanos, Jesús Peláez, y el escritor Román Suárez Blanco, quienes eligieron Luarca como escenario de una de las charlas enmarcadas dentro del programa del bicentenario de la muerte del ilustrado gijonés y que pretenden dar a conocer su vida y obra.

Ante unos cuarenta alumnos desmenuzaron el ideario de este ilustrado gijonés que vivió la época de las luces con intensidad y con cierto tormento. Sus ideas avanzadas y rectitud lo dejaron en más de una ocasión en el exilio. No por ello dejó de escribir, de idear recetas para que la sociedad española y asturiana avanzara. Lo dijo Jesús Menéndez Peláez, quien puso voz a la existencia de una persona inquieta que fue «economista, pedagogo, literato, etnógrafo y lingüista» y que supo ver hace 200 años qué recursos tenía Asturias y qué necesidades de formación se precisaban para explotarlos.

Román Suárez Blanco se encargó de transmitir sus lecciones y de mostrar a los alumnos de Luarca la importancia del tiempo en el viven, «también de cambio como el que le tocó vivir a Jovellanos», y también, por eso mismo, «de oportunidades».

La charla sirvió para recordar el iderio del ilustrado y para descentralizar los actos que este año se han organizado con motivo del bicentenario de su muerte. En Puerto de Vega, el pasado noviembre, se recreó el final trágico de su vida. Ayer la figura, de que se estima que hablan más de 2.000 documentos, llegó al instituto luarqués para recordar que forma parte «de la memoría histórica» de los asturianos.

Tanto Menéndez Peláez como Suárez Blanco invitaron a los alumnos, de Bachiller y Educación Secundaria Obligatoria, a leer la obra del ilustrado gijonés y a tener en cuenta su recetario. De momento, el profesorado del centro les exigirá un trabajo donde tendrán la oportunida de mostrar las conclusiones personales de la entretenida charla, de casi hora duración.