La Espina (Salas),

Lorena VALDÉS

El nuevo tramo Salas-La Espina, cuya primera calzada se abrió ayer al tráfico, permite ahorrarse unos siete minutos en el trayecto siempre y cuando el conductor tenga la fortuna de que un camión no le cierre el paso. La prohibición de adelantar en prácticamente los 12 kilómetros del trazado, limitado a una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora, provoca que en determinados momentos se formen caravanas casi similares a las registradas en la antiguna nacional. La puesta en servicio de esta vía, con más de tres años de retraso, permite a los salenses decir adiós a las curvas de la carretera vieja, pero no garantiza llegar más rápido al destino.

A algunos les ha faltado tiempo para estrenar la nueva calzada y otros sin embargo se resisten a dejar de lado la «carretera de toda la vida». En el grupo de los primeros se posiciona Alberto García Peláez, propietario de Almacenes Ladislao, ubicados en el polígono de El Zarrín. «Nuestra empresa puede llegar a mover a diario una docena de camiones y el beneficio de este nuevo tramo, a la hora de ahorrar costes en el transporte, es enorme. Además, los clientes, cuando vengan a visitarnos, ya no pensarán que La Espina está en el quinto pino», explica el empresario.

Entre los críticos con el nuevo trazado se encuentran los taxistas salenses Hilario Rodríguez y Carlos Manuel Salas. «No compensa ir por la autovía, ya que desde Salas tenemos que rodear casi 2 kilómetros para acceder a la calzada. Además, en lo nuevo se pone el radar y no están los tiempos como para andar pagando multas», afirman Rodríguez y Salas.

Por su parte, el Alcalde de Salas, Sergio Hidalgo (Foro Asturias), se muestra satisfecho por que «la autovía del Suroccidente de un paso más hacia su conclusión», pero adelanta que «en la zona de Porciles ya hay quejas vecinales por los accesos a las fincas ganaderas». Hidalgo tiene previsto reunirse hoy con los afectados «para buscar soluciones entre todos».

La nueva calzada, que ha supuesto una inversión de más de 100 millones de euros, cumplirá, en palabras del jefe de gabinete de la Delegación del Gobierno en Asturias, Alberto Mortera, su función de acortar distancias entre el Suroccidente y el centro. «Además de reducir la duración del trayecto entre siete y ocho minutos se conseguirá descargar parte del ingente tráfico que soportaba a diario la carretera nacional 634 en este sinuoso tramo», argumenta Mortera.

La apertura de la primera calzada Salas-La Espina ha dejado con la miel en los labios a los vecinos de la comarca, que consideran insuficiente un solo carril en cada sentido. El anuncio de la rescisión del contrato para la construcción de la segunda calzada en el tramo Salas-La Espina en verano de 2010 cayó con un jarro de agua fría sobre las expectativas de la autovía del interior, que no estará terminada hasta por lo menos hasta 2014, según las previsiones.

En los dos tramos restantes, Doriga-Cornellana y Cornellana-Salas, la actividad es inexistente y de momento no hay plazos para la reanudación de unas obras que algunos consideran más largas que un culebrón.