Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

Ser aficionado al golf en Cangas del Narcea no es nada fácil. Todos los campos de la región están a una distancia respetable, lo que hace que acercarse hasta ellos consuma no menos de una hora y media de trayecto en coche. Y eso acaba resultando muy pesado. Por eso hace un año los cerca de 40 aficionados cangueses decidieron, literalmente, echarse al monte e improvisar hoyos en prácticamente cada esquina posible del concejo. Fundaron el club «Bardeo en uno», que hace referencia a la facilidad con que las bolas acaban en parajes de los que es imposible rescatarlas, en monte puro y duro donde hasta los jabalís andan con dificultad.

Manuel Pereda, presidente del club, cuenta como esta circunstancia tan particular ha servido para que la gente decida ponerle más empeño y ganas en el golf, contra lo que pudiera parecer: «Es una especie de vuelta al origen de este deporte, que era algo muy del pueblo en Escocia y Gales. Simplemente salir a jugar al prado, al monte, y ya está. Nosotros estamos encantados con la experiencia».

A la busqueda de los hoyos perfectos han recorrido los montes del Acebo, de Monasterio, de Trones, de Adrales... Incluso han pasado al vecino concejo de Allande: «En Berducedo, en concreto, en la zona de los pinares, hay calles pefectas porque los animales dejan el césped pastado y los árboles forman pasillos fantásticos. Es una auténtica gozada.» Este club reivindica que se trata de una forma diferente de jugar al golf, que casi se convierte en una excursión familiar, paseando por parajes impresionantes.

«Hemos llegado a tener más de 36 hoyos, distribuidos por todos los montes, y vas de uno a otro compitiendo. Las jornadas son fantásticas, muy divertidas, vienen los niños y lo pasan de fábula», explica Pereda. El club celebrará su primer aniversario con un torneo social para sus miembros. Aprovechan la ocasión para reivindicar el crecimiento del deporte en el concejo, contra viento y marea, haciendo del problema de no tener un campo donde jugar toda una virtud y convirtiendo el monte en un paraje idílico para el golf. Además, quieren hacer ver que es un deporte que merece más atención: «Cangas podría tener una cancha de entrenamiento cerca de la villa. Es algo relativamente fácil, que se podría hacer en cualquier sitio con una hectárea de superficie, y que serviría de enganche para más gente porque hay personas dispuestas a dar clases. Y este deporte, como se ve, no es caro como se piensa y sirve para toda la familia y todas las edades»