Barres (Castropol),

T. CASCUDO

«Buscamos el sol, pero, ¿dónde está?», bromea Jannie van de Wetering, guía de un grupo de cuarenta y ocho autocaravinstas holandeses que está recorriendo España. Wetering, a la que todos conocen como la líder porque es la guía del grupo, explica que Asturias les gusta por la tranquilidad, pero les contraría que llueva casi siempre que la visitan.

«Asturias es lluvia, frío... pero creo que el año pasado estuvo mejor. Este camping está bien porque hay mucho silencio», explica Wetering, que, además, es una de las pocas del grupo que se defiende en español. El domingo llegaron al camping Playa de Penarronda, que forma parte de su ruta desde hace cinco años. Antes de abandonar Asturias harán una segunda parada en el centro de la región, concretamente en la parroquia gijonesa de Deva, a donde piensan llegar esta tarde.

La ruta por España comenzó en Zarauz y continuó por Burgos, Valladolid, Portugal, Santiago de Compostela y Asturias. Llevan a sus espaldas unos 7.000 kilómetros.

El grupo, que moviliza 24 autocaravanas, está formado por personas de entre 60 y 81 años de edad. En general, precisa Wetering, los holandeses buscan en España «sol y tranquilidad; también bebida y playa, lo que busca cualquiera en sus vacaciones», añade.

Con esta ruta pretenden conocer un poco mejor España, ya que para los holandeses la zona más conocida es la Costa Brava, pero poco saben del norte peninsular.

El gerente del camping, Tony Martínez, está muy contento con su visita, ya que, dice, «contribuye a desestacionalizar el turismo». No en vano, en estas fechas aún no ha comenzado la temporada estival y los establecimientos cuentan todavía con una ocupación baja.

Martínez comenta que su visita ya se ha convertido en una tradición, aunque cada año cambia la composición del grupo. Todos ellos forman parte del Nederlandse Kampeerauto Club (NKC), una entidad que agrupa a más de 20.000 autocaravanistas holandeses. El domingo, el camping agradeció su visita con una espicha y trató de introducirles en el consumo de la sidra. «Pero no les gustó demasiado, me dijeron que era mejor el Oporto», bromea Martínez.

Los holandeses, dice el gerente del camping, tienen un ritmo de vida muy diferente del español. Madrugan mucho -según Martínez se levantan con las gaviotas- y se acuestan sobre las diez. A las doce del mediodía están comiendo y a las seis toman la cena. Estos días también han seguido la Eurocopa desde el camping, aunque su equipo no ha tenido suerte y se ha marchado a casa antes de acceder a los cuartos de final.