Novellana (Cudillero)

Sara ARIAS

Al límite de la desesperación. Así están Soledad Argüelles y José Manuel García, un matrimonio de la localidad cudillerense de Novellana. Se quejan de que el estado ruinoso de la vivienda colindante a la suya está provocando serios desperfectos en su finca y en el interior del inmueble y de que la caída de elementos arquitectónicos pone en peligro la integridad de sus habitantes. Denuncian además el «caso omiso» que el propietario de la otra casa les ha hecho en los últimos años, un empresario de la comarca que, según el matrimonio, «nos exige un trozo de nuestra finca a cambio de derribar la casa». Tampoco están satisfechos con la actuación del Ayuntamiento de Cudillero, que «lejos de ayudarnos parece que han perdido las actas y los informes de nuestras denuncias».

Según los afectados, en el año 2008 hablaron con el propietario de la finca para que «arreglase la vivienda porque estábamos empezando a tener problemas, pero nos dijo que no iba a arreglar nada a no ser que le diésemos un trozo de nuestra finca. Por ello decidimos poner una denuncia en el Ayuntamiento de la que no hemos obtenido aún respuesta y el informe ni siquiera está en el archivo», explica Argüelles.

Los problemas de la casa en mal estado están pasando a la casa de Argüelles y García, que ven cómo su finca de descanso está tomada por las humedades en el interior, que se dejan notar al entrar en el inmueble. El tejado del edificio ruinoso ha terminado por apoyarse en el de su casa, por lo que el agua de los canalones baja por sus paredes: «Por culpa de la humedad hemos perdido una televisión nueva», asegura Argüelles.

Además, en las habitaciones del segundo piso las grietas en la pared son visibles, a pesar de que han pintado recientemente. En los exteriores de la vivienda los cascotes caen a diario, tanto por la parte delantera de la casa como en la zona de atrás, donde tienen el jardín, que ahora se encuentra lleno de cristales y escombros. La única medida que ha efectuado el propietario de la casa ruinosa ha sido colocar una malla con unas escuadras en la vertiente que afecta a la vivienda, «que no sirven para nada y cada día se apoya más en nuestro tejado». Además, aseguran que este remache se ha hecho «sin permisos de obra y no se le abrió expediente ni nada».

«Hasta ahora hemos estado esperando y aguantando, pero el mal estado afecta cada vez más a nuestra casa», declara la propietaria. Por ello, en agosto pasado decidieron volver a pedir al Ayuntamiento que mediase en el conflicto «para que se derribe la casa u obliguen a este señor a arreglarla». Al no obtener respuesta han puesto el asunto en manos de una abogada, que requirió los expedientes de 2008 y agosto de 2012. «Nos dieron el acta de este año, pero de la de 2008 nos dicen que no hay constancia y nosotros tenemos todos los documentos, así que tiene que aparecer», manifiesta Argüelles. Además, aseveran que el propietario de la otra vivienda les dijo: «ya me encargué yo de que se impugnase ese expediente», lo que les genera aún más malestar.

El día 2 de octubre Argüelles acudió al Ayuntamiento para recoger los expedientes de las denuncias y detalla que «lo único que me dieron fue el acta y las fotos que hizo la policía local, pero sin resolución de ningún tipo; después de tenerme allí cuatro horas no me dan nada».

El Ayuntamiento asegura que enviaron a la abogada los documentos requeridos e insta a los vecinos a que denuncien por la vía judicial, ya que «el Ayuntamiento no tiene que meterse en conflictos entre vecinos, tienen que dilucidarlo en el juzgado». Medida que Argüelles y García están sopesando. Pretenden denunciar al vecino, pero también al Consistorio por «traspapelar los documentos». El matrimonio sólo quiere disfrutar de su finca en paz.