«Playu» ya nada a sus anchas, en libertad, por el océano Atlántico. La tripulación del palangrero «Anxela» -construido por los naviegos Astilleros Armón- liberó ayer, a las cuatro de la tarde, al animal en aguas del caladero Gran Sol, según informó Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el estudio de las especies marinas, organismo que se encargó desde hace casi dos meses de cuidar a la foca, rescatada en mal estado en la costa gijonesa, informa T. CASCUDO. Según explicó Laria, el armador de barco le comunicó que la suelta fue «extraordinaria» y que «Playu» se alejó nadando.

Hasta llegar a Gran Sol y volver a su hábitat natural, la foca pasó semanas de reposo y cuidados en las instalaciones de CepesmaCepesma en La Mata (Luarca). Una vez recuperada, se decidió liberarla, por medio de una operación que comenzó el pasado sábado, a las siete y media de la mañana.

«Playu» desayunó por última vez de la mano de un humano caballas. Lo hizo de la mano de la que ha sido su cuidadora durante todo este tiempo, Isabel Pérez, trabajadora de Cepesma de 27 años. «No estoy triste porque se vaya. Es lo natural», dijo Pérez. «Playu», de tres meses, llegó a La Mata con 11,5 kilos de pesos. Ahora pesa 44 kilos. Esta foca gris, macho, fue rescatada en Gijón el pasado 3 de febrero. Luis Laria, un agente del Cuerpo Nacional de Policía y un vecino de Gijón la cogieron de noche, cuando estaba en aprietos cerca de la iglesia de San Pedro. El oleaje volteaba una y otra vez al animal, con claros síntomas de agotamiento, contra el muro.

Estaba desorientada y tenía hipotermia severa e infección pulmonar. Con su peso y sin apenas grasa para un animal de su complexión, no habría aguantado la temperatura del agua del mar ni tampoco los golpes del oleaje contra el muro si no llega a ser rescatada.

Pero «Playu» -llamado así en honor a los gijoneses que le prestaron atención- salió adelante. En dos semanas empezó a comer sólidos y respondió al tratamiento veterinario. Sobrevivió en un box en una habitación caliente para superar la hipotermia y en poco más de un mes pasó a la piscina que Cepesma tiene habilitada para estos casos. Allí volvió a nadar en cautividad. El sábado lo hizo por última vez, pues bien de madrugada partió del puerto de Celeiro (Lugo) rumbo a Gran Sol, a 350 millas del puerto lucense. El palangrero «Anxuela» fue el barco elegido para la misión. «Choca que sea precisamente un palangrero porque hasta hace poco venían a este animal como una competencia», detalla Laria.

Con experiencias como esta «se fomenta el respeto a otros animales, a la Naturaleza y al medio marino. Al tenerlo cerca, la tripulación ve cómo es el animal y lo respetan», considera Laria.

El marinero José Antonio Durán se encargó de su cuidado hasta ayer, que fue soltada en la latitud 48 grados Norte y 10 grados Oeste. La foca viajó en un lateral de la cubierta, dentro de una caja hecha ex profeso para ella y con la suficiente amplitud, según Cepesma, para que no se sintiese agobiada.

La tripulación, quince hombres, se encargó de darle de comer aconsejada por la coordinadora valdesana y refrescarla de vez en cuando con agua.

«Playu» pasó el examen de su traslado con nota, sin sobreexcitación. El presidente de Cepesma asegura que el peor trago de estas experiencias es el manejo del animal. «No están acostumbrados al humano, a estos movimientos y pueda darle en cualquier momento un ataque cardíaco».

Dicen los amantes de los animales que estos seres empatizan con las personas que empatizan con ellos. «Playu» dio señales de calma, por su postura relajada, en el puerto de Celeiro mientras la tripulación descargaba los víveres para estar diez ó doce días en alta mar. Cerca tenía a Isabel Pérez, a quien reconoce la voz, y a Luis Laria. También a las voluntarias Rosa Robles y Elena Peral.

Al equipo no le dio pena despedirse. «Playu» lleva un microchip y un crotal (que se caerá en las próximas semanas) en la cabeza, amarillo, con el número de teléfono de Cepesma y su país de origen para servir de ayuda en caso de problemas.

«Es una alegría verle salir», dijo Isabel Pérez. A buen seguro que alegría ha sido también para «Playu» ser libre para nadar y buscar a sus iguales, en la colonias que hay cerca de la costa de Irlanda.

Punto en el que se liberó a «Playu»:

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