Navia / Valdés,

A. SERRANO

Hacer el Camino de Santiago no es, a veces, tan divertido como parece. Las asociaciones de la comarca que velan por el mantenimiento de las rutas (primitiva y de la costa) que llevan a la capital compostelana han expresado sus quejas en distintos foros. Y no son los únicos. Los caminantes a pie de tramo saben dos cosas: «Falta señalización y hay zonas de mucho peligro». Es la opinión de Genevière Ricard, canadiense. Ayer logró salvar el desvío de El Bao, pero con complicaciones. Este tramo es uno de los puntos negros de la ruta. Es de paso obligado en el Camino de la costa, pero no tiene arcén. Además, los peregrinos se exponen a caminar por una carretera que absorbe todos los vehículos que circulan en dirección a Galicia y los que vienen desde la comunidad vecina a Asturias. «No está tan bien como esperábamos. Es una pena», comenta.

Genevière Ricard viaja con su madre, Carole Levesque, desde Francia. Llevan ya 23 días de camino. «Esta ruta es especial por el paisaje, pero puedes perderte con facilidad y no es agradable caminar entre coches», explica. Las quejas y opiniones de los peregrinos no son novedad para la Asociación del Camino de Santiago de Valdés, que en repetidas ocasiones ha pedido más inversión para el mantenimiento, señalización y seguridad de la vía.

José Miguel Pérez y Manuel Doval son madrileños. Este año decidieron hacer el Camino de la costa. Tienen el recuedo de la ruta primitiva «y queríamos repetir experiencia, pero ver otros paisajes», dicen. Estos días se quejan de la falta de señalización. Para hacer el Camino de la costa hay que atravesar una de las zonas donde se construye el tramo Otur-Villapedre de la Autovía del Cantábrico (A-8). «Pasamos entre los trabajadores, por mitad de las obras», se quejan. «Es una pena que no haya otra alternativa, ni manteniniento en algunos tramos. Pero el entorno es espectacular», añade josé Luis Pérez.

A lo largo del día y en estas fechas en las que empieza a notarse el turismo estival, pasa por El Bao al menos medio centenar de peregrinos. El Bao es uno de los puntos negros del Camino desde que la carretera se convirtió en 2010 en tramo de obligado paso para el tráfico rodado. Los peregrinos piden, al menos, «algo de arcén».

La comarca promociona mientras tanto el Camino del Norte. Varios ayuntamientos participaron hace dos semanas en actividades para publicitar esta ruta con una treintena de touroperadores llegados de otros países de Europa.