Celestino de la Cera es un artista. Con todas las letras. A menudo se ha usado el término en sentido despectivo y, también a menudo, se ha usado sólo para encumbrar a grandes genios de la historia. Pero lo cierto es que el término puede aplicarse, perfectamente, para alguien que quieren expresar una visión del mundo, independientemente del formato que use, y se empeñe en que esa visión sea algo memorable para todos los demás.

Quizás por eso se embarcó en un proyecto que sólo puede partir del cerebro de un artista: convertir su casa del pueblo de San Esteban de Relamiego (Tineo) en un museo personal, de autor.

Dela Cera lleva desde pequeño trabajando en la talla de madera y en la pintura. Y, con el paso del tiempo, llegó a trabajar también la escultura. Como no quería que eso se fuese quedando relegado, decidió exponerlo todo junto.

Lo que pasa es que, para llegar a convertir su casa en un museo, decidió que tenía que ofrecer al visitante más visiones, más espectro de su propio universo. Por eso también creó salas para exponer las maquetas de barcos, los tapices que teje su madre, su colección de muñecas de porcelana y su colección de cajitas de música, conseguidas todas ellas a lo largo de su vida en sus viajes, pues no visitaba ningún país sin aumentar su colección.

La visita al museo De la Cera Infanzón, que así se llama, puede durar una hora y media y traslada al visitante desde una típica cocina asturiana, a la que no le falta un detalle, hasta un clásico hórreo, pasando por notables salas bajo un espectacular techo de madera.

La gestión del museo la hace María, hija de Celestino. «Abrimos los meses de verano, desde el año 2009, y tenemos, más o menos, unos 200 visitantes todos los meses», cuenta María. Una de las características de este museo tan particular, tan personal, tan de artista, es que siempre está mejorando y sumando piezas. De la misma forma, el entorno no para de cambiar y de adaptarse a la creatividad de la mente que está detrás de él.

De hecho, y para dar buena muestra de todo lo que abarca el museo De la Cera Infanzón, en él se muestra el Seat 600 que fue la dote del matrimonio de Celestino de la Cera y, recientemente, han puesto 500 plantas de uva para hacer vino de la zona para los visitantes. Un museo que es imposible que deje indiferente a nadie.