La empresa Carbonar es el único emblema superviviente de la minería de Cangas del Narcea. Situada en Vega de Rengos, aún mantiene unos 200 empleados. Siempre fue una de las empresas punteras del sector en el Suroccidente; ya cuando toda la zona era un rosario de explotaciones de mineral, Carbonar se situaba en la élite. Con la caída del sector, en una agonía que lleva casi 30 años en marcha y que durante el último año ha mostrado algo parecido a los últimos estertores, Carbonar ha ido aguantando hasta acabar convertida en la única explotación canguesa en funcionamiento.

Por supuesto, en la zona aún quedan en pie, o algo parecido, las grandes y modernas minas del grupo Alonso: el pozo de Pilotuerto y el pozo de Cerredo, ambas pertenecientes a Unión Minera del Norte (Uminsa) y Coto Minero Cantábrico (CMC). Los más de 500 trabajadores -contando a los de las empresas subcontratadas- que hacían su labor en estos dos pozos llevan meses entre despidos -a través de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) temporales-, huelgas, readmisiones... un conjunto de situaciones que puede resumirse de forma sencilla: sin cobrar un duro.

Pero en Carbonar, al menos de momento, han ido capeando la crisis de forma muy diferente al grupo Alonso. Esto es debido a su tamaño, a su estructura de costes y de ventas, a su gestión de las ayudas y a sus diferentes relaciones políticas y de tamaño. No obstante, y esto es algo que se maneja tanto en Cangas del Narcea como en Oviedo, algo que saben tanto los alcaldes como los goberantes regionales, Carbonar entiende que su futuro pasa, de forma casi exclusiva, por sobrevivir sin ayudas pero con una ampliación de su explotación que contemple una mina a cielo abierto.

Cualquier pretensión de abrir una mina a cielo abierto es una fuente segura de controversia, y más aún si se tiene en cuenta que Carbonar estaría hablando de ejecutar esa ampliación en pleno Parque Natural de las Fuentes del Narcea, cuya normativa excluye expresamente las explotaciones de exterior.

José Luis Fontaniella, alcalde de Cangas del Narcea, se ha pronunciado a favor de esta petición desde el primer momento y ha sugerido, a todo el que le ha preguntado, que en la redacción del nuevo Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del espacio protegido tiene que estar contemplada la posibilidad de abrir minas a cielo abierto. «Hemos dicho que cualquier iniciativa al respecto, por supuesto, ha de estar acompñada de la seguridad de mantener el empleo que existe de minería de interior, pero yo tengo muy claro que estoy con los mineros que trabajan allí y los que pudieran trabajar. Esa es mi única prioridad y lucharé por el cielo abierto si esa es la posibilidad que se nos presenta como la única para mantener la empresa aquí», apunta Fontaniella.

En cualquier caso, no es la propuesta de Carbonar la única que hay sobre la mesa para tratar de recuperar la explotación de carbón en la comarca.

Las reservas de mineral están lejos de ser agotadas. Lo que siempre se dijo como punto clave para el cierre de las antiguas explotaciones fue que el coste de sacar el carbón había aumentado de tal manera que obtener beneficio de ello se hacía casi imposible. Pero con la nueva tecnología y adecuando los tamaños de las minas a la demanda actual, hay varios empresarios que consideran que podría extraerse carbón de las entrañas de Cangas del Narcea de forma rentable, ganando dinero con ello.

Minarsa, por ejemplo, cerró hace varios años, y una empresa compuesta por varios socios lleva trabajando para ponerla en marcha desde hace ya un cuatrienio. El proyecto, llamado Carbonar Norte, tiene a unas diez personas empleadas y, según fuentes cercanas a la explotación, habría alcanzado ya la zona -las capas- desde la que podría comenzar a extraerse carbón y, supuestamente, estaría pendiente de recibir una licencia de explotación de la Consejería de Industria para comenzar a sacar carbón.

Este proyecto tiene prevista la contratación de un centenar de personas y, según palabras de uno de los socios, será rentable como negocio, aún sin ayudas, debido a que un porcentaje sustancial del mineral que se extraiga se podrá vender al por menor.

El Ayuntamiento de Cangas del Narcea habría recibido a otros empresarios con intención de reabrir una vieja mina de las que funcionaron en la época dorada canguesa. Poco se sabe de este proyecto, pero sí que está claro que, de nuevo, se estaría hablando de una mina situada en el interior del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias y que tendría pensado funcionar sin ayudas, con un horizonte de explotación no atado a las directrices de la Unión Europea en materia de subvenciones.

Todos estos movimientos se ven con cierta esperanza en el Suroccidente, pero, sobre todo, con perplejidad y escepticismo. Al ciudadano de esta comarca le cuesta mucho pensar que las grandes empresas mineras de la zona estén atravesando la que parece ser su crisis final y que al mismo tiempo haya empresarios que consideren que se pueden reabrir viejas minas de forma rentable, dados el tiempo y el dinero que cuesta adecuarlas a los cánones de epxlotación actuales, amén de la obligación de tener que recurrir a vetas profundas y viejas.

La explicación pasa, según estos empresarios, por las diferencias de tamaño entre las distintas explotaciones y de coste de los procesos, y por la importancia de las subvenciones o su ausencia en la cuenta de resultados. En cualquiera de los casos, los cangueses no creerán este potencial renacer de las minas hasta que lo vean.