La huella indeleble de la vida pública llariega en los últimos años es la Asturias «cosmo-paleta», la que dilapidó en la Laboral y el Niemeyer, y permaneció impasible ante el deterioro de nuestro patrimonio artístico. Cualquier ciudadano que visite el Monasterio de Cornellana se llevará una impresión desoladora. ¿Cómo no preguntarse qué clase de administradores públicos hemos tenido? ¿Cómo no preguntarse de qué nos sirven estas buenas gentes en tanto teóricos representantes de la ciudadanía y del interés general?

SOS Cornellana. Tramos de autovía paralizados. Una vega tan fértil como la de la Rodriga convertida en escombrera. Y, sobre todo, el aspecto ruinoso que presenta el Monasterio de San Salvador.

Se está afianzando una iniciativa ciudadana, que pretende ir más allá de lo meramente vecinal, que está teniendo una gran repercusión en las redes sociales. Es la alarma ante una ruina anunciada a la que nadie que sienta amor por Asturias puede y debe resignarse.

Salvar al Monasterio de Cornellana de la ruina y, de paso, salvaguardar la dignidad ciudadana.