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Granja ecológica busca voluntario

La tapiega Finca El Cabillón, adherida a la red WWOOF desde hace seis años, acoge este año a ocho jóvenes que apuestan por el trabajo altruista

Por la izquierda, Diego Flores, Pablo García y Pierre Verrier, en uno de los invernaderos de Finca El Cabillón. TANIA CASCUDO

El francés Pierre Verrier se planteó un viaje a España para estudiar el idioma y, tras analizar diferentes alternativas, dio con la red WWOOF (World Wide Opportunities on Organic Farms), que se ocupa de poner en contacto a voluntarios de todo el mundo con granjas ecológicas en las que puedan prestar su trabajo de manera libre, voluntaria y sin compensación económica. Una de esas granjas es el centro especial de empleo Finca El Cabillón de Tapia, donde Verrier aterrizó a principios de este mes.

"Primero pensé en hacer el Camino de Santiago, pero mi prima me habló del sistema de 'wwoofers' y me pareció interesante. Es perfecto para aprender español porque aquí es una obligación hablarlo, ya que nadie sabe francés". Este estudiante de Derecho internacional, de 22 años, confiesa que es su primera vez como voluntario y se muestra encantado con el trabajo físico en la granja, algo a lo que no está acostumbrado en su vida diaria.

Finca El Cabillón, dependiente de la entidad Fundación Edes, que trabaja con personas con discapacidad de la comarca, se adhirió a la red WWOOF en 2008 y desde entonces recibe, año a año, un goteo de voluntarios llegados de todas partes del mundo. La responsable de Finca El Cabillón, Graciela Méndez, explica que es una ayuda importante en una de las épocas del año en las que tienen más trabajo. "Además, nos sirve para conocer gente nueva de otros países y culturas", añade.

Una de las particularidades que Finca El Cabillón ofrece a los "wwoofers" es la oportunidad de compartir trabajo con personas con discapacidad, una experiencia que está resultando enriquecedora para todos. Graciela Méndez hace hincapié en lo que supone para los propios trabajadores de Finca El Cabillón, pues son ellos los que ejercen de anfitriones y se encargan de enseñar a los "wwoofers" cómo es el trabajo cotidiano en las instalaciones.

Este año, Fundación Edes ha acondicionado una vivienda en desuso, cedida temporalmente por el Ayuntamiento de Tapia, donde se alojan los voluntarios. "Esto nos permite tener más cantidad de 'wwoofers' a la vez y durante más tiempo, ya que antes los alojábamos en el propio colegio y, por tanto, sólo teníamos espacio en julio y en agosto, cuando no hay clase", precisa Méndez. La responsable de la explotación tapiega aplaude la iniciativa de los "wwoofers", pero también incide en los voluntarios que colaboran con la finca durante todo el año. "Tenemos un grupo de entre cinco y seis personas que nos ayudan durante todo el año; además, es gente de la zona. Suponen una ayuda muy importante".

Este año Finca El Cabillón contará con un total de ocho "wwoofers" que irán pasando de manera escalonada por este centro dedicado a la agricultura ecológica y la jardinería. "Destaca gente del territorio nacional", indica Méndez. Es el caso del ovetense Pablo García, que dio con la red WWOOF buscando iniciativas de voluntariado para el verano. Se muestra encantado con la experiencia: "No gano dinero, esto no cuenta para la jubilación, pero sí gano amigos y experiencias. Creo que podría cubrir muchas motivaciones diferentes de mucha gente, podría servir tanto al que busca vacaciones diferentes como al que lo hace por ideología", indica.

Pierre y Pablo comparten experiencia estos días con el andaluz Diego Flores, que lleva nada menos que dos meses y medio atravesando España con la red WWOOF. Le sirve para compaginar sus tres pasiones: los viajes, la fotografía y la agricultura ecológica. "Es perfecto", sentencia. Flores está dejando huella de su aventura a lo largo y ancho del país en su página diegoflores.es, donde está contando su particular periplo por las granjas ecológicas.

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