"¡Qué mala suerte tuvo!". Esta fue una de las expresiones que más se escucharon ayer durante el funeral por la abogada Ana Belén González Díaz, fallecida el pasado lunes al caerle encima el tejado de una casa que estaba rehabilitando en Cornellana.

La ceremonia empezó puntual a las cuatro de la tarde. Una hora antes las campanas de la rehabilitada iglesia de Villazón empezaron a repicar en señal de duelo. En el exterior se congregaban vecinos, amigos, compañeros y familiares, para dar el último adiós a esta mujer de 48 años vinculada a Corias, la localidad praviana donde fue enterrada, y a los núcleos salenses de Espinedo, Villazón y Cornellana. "Es algo que no te acabas de creer... era tan joven", comentaba un grupo de mujeres a la entrada del templo, donde dos coches fúnebres cargados de coronas de flores hicieron su entrada seguidos de multitud de turismos. Tantos que la entrada a la iglesia quedó colapsada.

El párroco, Iván González, empezó la misa refiriéndose al dolor de la familia y manifestando que "queremos acompañarles en este momento tan difícil".

Ana Belén González no era presidenta de la asociación de vecinos "Santiago" de Villazón por casualidad. Era una mujer "cercana", y "preocupada por su trabajo, sus vecinos y su familia". Trabajaba en casos de la junta administrativa del Sueve relacionados con supuestos ataques del lobo y ayudaba en su casa, de tradición ganadera. Ayer, en el funeral, no faltaron clientes y amigos que hizo en su trayectoria profesional.