El bullicio y el jolgorio de "Os Reises" rompieron por un día la tranquilidad que habitualmente reina en El Valledor. El grupo de once máscaras irrumpió con su alegría, música y diversión en las aldeas de San Salvador, Villalaín y Fonteta, siguiendo la tradición de pedir el aguinaldo el primer sábado del año. Guapos y feos, buenos y malos, repartieron por doquier bailes, cantos y trastadas, tal y como manda la historia de esta fiesta, arraigada en lo más profundo del valle. "Son mundiales", declararon los presentes al contemplar, y sufrir, las muchas diabluras que protagonizó el pintoresco grupo.

A bordo de un remolque, la comitiva partió primero de Villalaín, hizo de las suyas en San Salvador y terminó la jornada, con una gran comida, en Fonteta. Al ritmo de la música tradicional, desfilaron por las calles, entrando en las casas para pedir el aguinaldo. Primero desfilan los malos, como el "choqueiro" o el "rodalo", vestidos con pieles e incapaces de estar un minuto sin hacer de las suyas. Aunque a la mayoría se lo toma con humor, algún vecino hubo al que no le hicieron mucha gracia. Tras ellos van los buenos, como las damas, el valenciano o el soldado. Los jóvenes que los encarnan protegen su identidad bajo máscaras.

Las puertas de las casas se abren de par en par para recibir la procesión. Se pide el aguinaldo, siempre con una canción: "Aquí venimos cuatro, cantaremos dos, denos el guinaldo, señora por Dios". Manuel Díaz, de San Salvador, decidió entregarles dos botellas de cava, chorizón y chorizos, "y algo más". No se cuenta todo lo que se entrega. "Hacemos todo lo posible para que esto continúe. Anque en estas fechas no todos los vecinos están. Abrirán cinco casas de las dieciocho del pueblo", señala Díaz.

"Es una tradición que se pierde en los tiempos. Cuando tenía seis años se dejó de hacer, ahora tengo sesenta. Entonces se hacía por pura necesidad, para poder pagar una cena o dos los mozos de entonces. Hoy se hace más por fiesta", cree José Caboxo, que, como el resto de sus vecinos, ofreció a músicos, máscaras y visitantes un tentempié acompañado de vino.

Pepe Conde vivió con 18 años la última "reisada" antes del parón hasta que se recuperó en 2009, gracias a "Vezos astures". "Eran muy parecidos a estos, eran iguales, está muy bien copiado", recuerda. Un centenar de personas disfrutaron de "Os Reises" del Valledor. "Se trata de que esa alegría no se pierda", Lidia Díaz, vicepresidenta de la asociación "Amigos de Fonteta y Os Reises del Valledor".