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"Nunca se debe negar el dolor por la muerte", afirma la psicóloga Laura López

Valdés prepara para el adiós a sus trabajadores del área de la tercera edad

La psicóloga Laura López se dirige a un grupo de participantes. A. M. SERRANO

Mariela González no sabía cómo despedirse de aquella usuaria del centro de día con la que había compartido tantos buenos momentos y sonrisas. Un día la mujer a la que había acompañado durante tantas horas murió y Mariela se quedó con ganas de ir a verla al hospital, de acudir a su funeral, de darle el último adiós. No lo hizo porque no lo creyó oportuno, "porque a veces nos sentimos fuera del ámbito familiar y fuera de lugar si hacemos esto", apunta la psicóloga Laura López.

Para que los voluntarios o trabajadores sepan cómo actuar en estas situaciones la concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valdés ha puesto en macha un taller sobre duelo y pérdidas. Está dirigido a personas que trabajan en programas de ayuda a domicilio y voluntarios implicados en proyectos de la tercera edad.

En muchos casos se comenten errores "por mero desconocimiento o porque queremos poner distancia por ser más profesionales cuando no tenemos por qué". Laura López asegura que la persona que cuida de los necesitados también necesita ayuda, unas pautas para poder actuar y, en alguna medida, "protegerse sin dejar de ayudar al resto". En el caso descrito y como ejemplo, "siempre debemos despedirnos". De no hacerlo, la persona cuidadora puede pasar por un duelo más doloroso de lo normal que podría afectar a su vida más que a su trabajo. Además, debe comentar su pesar con el resto de compañeras de trabajo o proyecto para poder hacer más llevadera la pérdida. "Lo que no se debe hacer es dejar de despedirse o tragarlo todo para adentro", señala López.

El taller también enseña cómo actuar con la familia en caso de pérdidas. Uno de los errores comunes de los voluntarios es decir a los allegados o familiares del fallecido que no pasa nada, que todo pasará pronto. "Estamos negando el dolor y eso no es bueno porque para digerirlo tenemos que aceptarlo", dice López. Es más recomendable permitir a la persona que sufre que se exprese y hable de la persona que ha desaparecido. Pasado el tiempo, incluso se puede hacer algún tipo de propuesta de ocio "o simplemente estar ahí, visitar a la persona afectada y hacerle compañía, sin más".

"A veces se cree que el profesional tiene que mantener una distancia social o no ayudar a expresar el dolor, pero nunca se debe hacer eso; debemos intentar entender al que sufre", indica esta psicóloga naviega.

Si todo va bien, la persona que perdió a un ser querido aceptará la muerte en un tiempo razonable, "y ése es el primer paso para recuperar el ritmo de la vida". Para poder ahondar en estos conceptos, desde el taller se recomienda la lectura de varios libros. "El camino de las lágrimas" es uno de ellos.

Las sesiones continúan hoy y el próximo 28 de enero de cuatro a seis de la tarde en la Casa de Cultura de Luarca.

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