"Fue el hombre que más hizo por el campo asturiano a cambio de nada", afirma el sindicalista y político valdesano Manolo Pérez sobre el taramundés Alberto Cotarelo Vijande, que falleció el pasado sábado a los 78 años de edad. Cotarelo, considerado uno de los precursores del sindicalismo agrario asturiano, se inició en la Juventud Agrícola y Rural Católica (JARC) y luchó en la clandestinidad para crear un sindicato democrático en el campo asturiano. Participó en la fundación de la Unión de Campesinos Asturianos (UCA), donde ejerció como técnico, al igual que hizo posteriormente en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Sus amigos y conocidos le recuerdan como una persona trabajadora, honesta y volcada con el mundo rural.

El exalcalde de Taramundi, Eduardo Lastra, dice que Cotarelo fue "una persona muy comprometida y honesta, que trabajó muchísimo y siempre a favor del sindicalismo agrario y de la gente". Manolo Pérez coincide con este retrato y asegura que al ejercer para el sindicato de coordinador de las comarcas de Asturias, el taramundés "se pateaba toda la región y conocía a todo el mundo". Le define como "técnico e ideólogo de UCA", y explica que vivió siempre volcado con su trabajo: "Igual lo encontrabas a las once de la mañana en Valdés que a las dos de la mañana en Tineo, siempre con gente".

Pérez vivió con Cotarelo los inicios del movimiento sindical, cuando, allá por los años setenta del siglo pasado, se celebraban reuniones clandestinas en la Casa Sacerdotal de Oviedo: "Eran reuniones maratonianas en las que podían darnos las cuatro y las cinco de la mañana. Tratábamos los problemas del campo e intentábamos crear una organización sindical como la que ya había en el sector obrero. Creíamos en un proyecto unitario y democrático, y queríamos llegar a la gente".

Otra persona que le conoció bien fue el exsecretario regional de COAG, el tinetense Ceferino Osendi, que lamenta que su fallecimiento haya pasado desapercibido en Asturias: "Fue una persona realmente incomparable. Luchó toda su vida por el campo asturiano y de manera desinteresada, muchas veces hasta poniendo dinero de su bolsillo".

Otro de sus amigos, Emilio Fernández, que era cura cuando Cotarelo ejercía como liberado de la JARC, le define como un hombre autodidacta, muy informado y competente. "Vivió para la gente y fue un personaje digno de elogio en todos los aspectos, una persona desinteresada que se preocupaba por todos menos por él", precisa.

En 2003, con motivo de su jubilación, diferentes asociaciones sindicales y agrarias le organizaron un homenaje en su tierra natal en el que le definieron como el "caballero andante" del campo, que conocía cada palmo del territorio rural asturiano. Osendi considera que aquella descripción es más que acertada: "Fue el don Quijote del campo asturiano", reafirma.