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CESÁREO MARQUÉS | Escritor y recitador del sermón laico de l'Amuravela de Cudillero

"L'Amuravela es la verdadera expresión de libertad del pueblo pixueto"

"Los xigantes que se queman tras el sermón no son ningunos monigotes, forman parte de la tradición que nos llega del Medievo"

Cesáreo Marqués, en la plaza de La Ribera de Cudillero. G. GARCÍA

Cesáreo Marqués reconoce que a cada minuto que descuenta antes de subirse a la lancha y recitar el sermón laico de l'Amuravela aumentan un poco los nervios. A pesar de la experiencia que acumula este pixueto, que ya va a por su trigésimo segundo, la responsabilidad de representar al sector marinero de Cudillero ante su patrón, San Pedro, le sigue imponiendo mucho respeto. Las dificultades con las que han topado las fiestas patronales de esta localidad este año no impedirán que l'Amuravela brille con luz propia, puesto que, defiende Marqués, "es una fiesta independiente, con una gran tradición". Marqués repasa ya lo que recitará en pixueto en La Ribera el próximo 29 de junio. No suelta prenda sobre su contenido, aunque una cosa es segura: comenzará con aquello de "En el nombri de Jesús y la Virgin Soberana, vou ichar l'Amuravela, comu San Pedru asperaba".

-¿Cómo se encuentra el proceso de elaboración de este texto?

-Bien, ya está terminada. Serán unos seiscientos sesenta versos en total. Ahora estoy en la fase de estudio y aprendizaje. Estos días se viven con los nervios a flor de piel, cada vez un poco más hasta que llegue la fecha.

-Tras tantas ediciones, ¿resulta cada ves más difícil ser original?

-El ser original o no depende de las circunstancias. Por suerte, éstas no se repiten. Es cierto que cada vez resulta más difícil por el paso del tiempo, aunque la responsabilidad sigue siendo la misma que el primer día y la dificultad sigue siendo la misma que el primer día. Lo único que se gana con los años es experiencia y aplomo, pero poco más.

-¿Por qué cree que tiene tanto tirón este sermón?

-El sermón de l'Amuravela tiene tirón, lo primero, porque es un sermón que data del siglo XVI, que se está manteniendo como costumbre a lo largo de los siglos. Gracias también a ese espíritu que tiene de ser reivindicativa, de decir las cosas como son, de ser la voz del pueblo, porque en realidad es lo que es, independientemente de que gobierne quien gobierne. L'Amuravela tiene que recoger siempre lo que el pueblo dice, ni más ni menos. Es la verdadera expresión de libertad del pueblo pescador de Cudillero. A quien realmente representa es a los pescadores de Cudillero. No pertenece ni al Ayuntamiento, ni a ninguna persona concreta, ni a mí tampoco, yo soy un mero transmisor. Hoy estoy yo, mañana está otro. L'Amuravela representa a los pescadores. Mientras haya un solo pescador en Cudillero -somos conscientes de que esta actividad va a menos- tiene que haber Amuravela. Sólo puede desaparecer cuando ya no haya pescadores. A partir de ese momento, será un reclamo turístico. Hoy día no es un reclamo turístico como tal, es la expresión de libertad del pueblo pixueto, con ironía, diciendo las cosas como son, tratando de no ofender a nadie.

-Destaca, en efecto, por este tono irónico. ¿Puede sentirse ofendido alguien?

-Cada uno lo va a interpretar como quiera. A veces estás sobre esa línea en la que alguien te puede malinterpretar, pero no es esa la intención de l'Amuravela. De hecho, durante mucho tiempo estuvo prohibida por lo que representaba en sí. Esperemos que no pase eso, ya no vivimos en aquella época.

-Ha habido cambios políticos en el concejo. ¿Cómo ve la situación?

-Yo las cosas las tengo que ver desde el punto de vista de l'Amuravela. No puedo emitir una opinión persona. Cara a l'Amuravela, no me importa quién esté gobernando, la ideología política no influye para lo que es este sermón. L'Amuravela es Cuideiru, la zona de abajo, la zona pescadora y marinera de Cudillero.

-Este domingo tendremos elecciones generales. ¿Habrá alusiones en su intervención a esta situación que vive el país?

-Por fechas, no va a dar tiempo a hablar de los resultados de las elecciones, y por tanto no van a ser cuestión de análisis. Quizás sea cuestión de análisis por qué hemos llegado hasta esta situación. Eso sí será materia de análisis. Tampoco se hablará de lo que pueda pasar en el futuro, de aventurar. L'Amuravela no juega a futuros. En futuro sólo le pide protección al santo, San Pedro, hasta el año venidero.

-Este año las fiestas se trasladarán a la explanada del puerto. ¿Afectará en algo este cambio a l'Amuravela?

-L'Amuravela es una fiesta declarada de interés turístico, que se va a celebrar, mientras yo sea el responsable de escribirla y recitarla, en La Ribera, haya fiestas o no haya fiestas. Es una gran fiesta dentro de las fiestas de San Pedro, San Pablo y San Pablín, pero independiente.

-Otro aspecto a destacar es que no se cuenta con comisión de fiestas. ¿Cómo se organizará, por tanto, el acto?

-L'Amuravela se edita todos los años en un pequeño libro. Los fondos recogidos por su venta van a parar a la comisión de fiestas. Este año, al no haber comisión, y tampoco una figura legal que ampare dárselos al Ayuntamiento, se cederá la edición de estos ejemplares a la Cofradía de Jesús Nazareno y San Pedro Apóstol. Ellos se encargarán de organizar aspectos como la megafonía y otros gastos. Lo recogido por la publicación irá íntegro a esta cofradía.

-¿Qué siente al subirse allí y recitar el texto?

-Siento la responsabilidad de estar representando al pueblo marinero de Cudillero ante su patrón, que es San Pedro, elegido por los propios pescadores. Es un acto que data del año 1569, cuando coincidió con la construcción de la iglesia, costeada por los marineros. Coincidió con la vuelta de una embarcación, llamada "Espíritu Santo", que venía de la conquista de La Florida. Quiero defender que hay otros actos imprescindibles alrededor de este evento, como la quema de los "xigantes", que algunos de nuestros políticos tienen el atrevimiento de llamar "monigotes". No son ningunos monigotes. Son unas tradiciones que nos llegan del Medievo, que están ligadas a la propia Amuravela.

-Para un pixueto será, sobre todo, un honor estar ahí recitando...

-Sí que es un honor, representar al pueblo de Cudillero. Y se sienten nervios, los tienes siempre. En definitiva es sentir toda la tradición, más allá del trabajo que lleva realizarla.

-¿Se plantea un relevo en esta figura que usted encarna?

-No se trata de pensar en un relevo o no. Lo que digo es que no voy a vivir toda la vida, que no voy a estar aquí para siempre. Llevo 32 años recitando l'Amuravela, 22 escribiéndola, y los años van pasando. Lo que hay que ir pensando es que en un futuro más o menos próximo, tiene que haber un relevo. Lo lógico es que sea un pixueto. No va a venir alguien de fuera a recitarla.

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