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Forcayao espera el crecimiento del polígono

El pueblo, con dos bares, un taller y un almacén de piensos, cree que el desarrollo de la zona industrial daría vida al entorno

Por la izquierda, María Luisa Antón, Águeda García, Emilio Rodríguez e Ismael Fernánez, en Casa David. D. ÁLVAREZ

San Martín de Forcayao es un pequeño pueblo tinetense que se encuentra al pie de la carretera AS-219 que lleva a Navelgas. Su posición estratégica ha hecho que, aunque pequeño en número de habitantes, una veintena, hayan proliferado diversas empresas en su entorno a lo largo de los años y que, aún hoy en día, se mantengan en funcionamiento.

Entre ellas se cuentan dos bares con tienda, un taller mecánico, un almacén de piensos y el centro de trabajo de un tratante de ganado. Actividades que logran que el pueblo se mantenga en constante movimiento y recibiendo gente diariamente que rompe con la monotonía a la que se ven abocados muchos núcleos rurales. "Podríamos tener más ambiente, más actividad, si el polígono del Alto de Forayao tuviese empresas e industria, pero está la superficie hecha y no tiene nada, solo dos empresas", lamenta el vecino Emilio Rodríguez. Coincide con esta apreciación Mari Paz Antón, que regenta el bar Casa Jacinto. Asegura que "con las dos empresas que hay ahora en el Alto de Forcayao, tanto en el bar como en el taller notamos movimiento, así que, si el polígono se desarrollara, nos daría mucha vida y beneficios".

En el caso del bar tienda, explica que sobreviven por "no dejar morir la tradición, aunque sí que hubo años buenísimos". El otro chigre, el primero que se fundó en el pueblo, empezó con la venta de productos artesanos, como las madreñas que hacía su fundador, David García, que en la actualidad cuenta con 103 años.

Tiempo atrás, San Martín de Forcayao fue un pueblo ganadero. Sus trece casas contaban con ganado y era el lugar elegido para celebrar una de las ferias más conocidas y concurridas del concejo. El punto de reunión era la sierra de Cotariello, que cada 11 de noviembre se llenaba de animales para compraventa. Cuando caía la noche, San Martín recibía a todos los asistentes con una fiesta, pero esa tradición desapareció hace años, como la de celebrar la fiesta del pueblo el primer domingo de agosto. Sólo quedan una misa en honor a San Martín y una comida familiar casera.

En el pasado de la localidad también cuenta la tradición minera. En los terrenos del pueblo hay una zona que se conoce como el valle de la mina de Forcayao. Los vecinos recuerdan que hace unos setenta años se investigó si aún quedaban restos de carbón para explotar, pero no era de buena calidad, así que no se realizó ningún trabajo, ni se volvieron a explorar las reservas de mineral.

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