Formada a partir de las familias de jóvenes con discapacidad que usan el Centro de Apoyo a la Integración de Navia, la Asociación de Discapacitados del Noroccidente de Asturias (Adinora) presta, desde hace años, importantes servicios a sus usuarios. Integración e igualdad son sus principales objetivos, con Ángel Ramos, su presidente, a la cabeza.

-¿Qué es Adinora?

-Somos una asociación en la que, aparte de prestar programas y servicios a las personas con discapacidad, intentamos apoyar a la Fundación Asturiana de Atención y Protección a Personas con Discapacidades y Dependencias (Fasad) como gestora del centro de día de Navia. Nuestro objetivo es que todas las personas con discapacidad, ya estén en el centro o no, disfruten de servicios que son vitales en el desarrollo de una vida con discapacidad. Estamos programando, además, ofrecer apoyo a las familias, porque es importante que el entorno esté formado al respecto.

-¿En qué se concreta esa función de apoyo?

-Principalmente, en velar porque se destinen los recursos y programas correspondientes al centro de día, como pueden ser fisioterapia y educación especial. También los apoyamos económicamente en las salidas al entorno comunitario. El objetivo es que las personas con discapacidad jueguen un papel como cualquier otra persona dentro de la sociedad: hacer compras, tomar algo, ir al cine o salir a dar un paseo. Que salir a la calle sea lo más normal para ellos, y para el resto de personas. Que sean uno más, integrándolos en la sociedad. También ofrecemos servicios propios fuera del centro, como las terapias con perros y logopedia, y pondremos en marcha un programa de fisioterapia para aquellos que no acudan al centro.

-¿A cuántas personas están ofreciendo esta cobertura?

-La asociación está abierta a cualquier persona con discapacidad. Queremos ampliar nuestra acción a todos aquellos interesados en disfrutar de estos servicios. Actualmente, tenemos ocho personas en el centro de día, y una más en régimen externo.

-¿Qué creó la necesidad de crear un colectivo con estas funciones?

-La asociación, en un principio, se creó a partir de varias familias con niños en la Fundación Edes. Veíamos que, una vez que salían de ese centro, al ser mayores de edad, se precisaba otro centro más específico, que tuviese programas de psicología, y también fisioterapia. Esto, en un centro ocupacional al uso, no se presta, salvo subvenciones específicas. Entendíamos que eran tratamientos que tienen que estar en el día a día. Solicitamos al Principado un centro de estas características y se decidió abrirlo en Navia, con gestión de Fasad. Nosotros surgimos para velar por que esos programas se cumpliesen de forma efectiva.

-Tras varios años en marcha, ¿cómo valora la asociación el funcionamiento del centro?

-En Adinora consideramos que la gestión del centro que hace Fasad es muy buena. El personal está muy cualificado. Donde mejor y más claro se ve es en los propios usuarios. Ellos van contentos, tranquilos y encantados. Te da la sensación de que se hacen muy bien las cosas. Es cierto que cuando empiezan suele haber un período de transición, de cambio de centro y de personas, y hay que esperar a que se acostumbren. Estamos sorprendidos porque se están aclimatando muy rápido.

-¿Se constata eso en una progresión de los usuarios?

-Sí, se nota más motivación y más implicación de las propias personas con discapacidad. Siempre habrá quien diga que en un apartado no se mejora, pero con otra actividad o función, sí. En general, estamos muy contentos.

-¿Cuál es la capacidad del centro?

-Está concebido para unas veinte personas, por lo que actualmente existen doce plazas vacantes. Para llenarlas, puede contarse con que haya alguna persona con discapacidad en la zona que esté en casa y que, por falta de información, no sepa que tiene el servicio, o que los propios familiares no quieran llevarlo, lo que, personalmente, entiendo que es un error. También dependemos de las salidas del centro de Edes.

-Habla de que es un error no utilizar este servicio.

-Me refiero al pensamiento antiguo, aquel por el que parecía que a las personas con discapacidad había que esconderlas detrás de la puerta. Y es todo lo contrario. Hay que sacarlas al entorno comunitario, por el bien de la propia persona y por el bien de la sociedad. Salir de casa, expandirse, hacer una vida normal... Cuando la gente de a pie vea a una persona con discapacidad por la calle y la trate como una persona más. Buscamos eso, la igualdad en todos los sentidos. Y, además, ellos lo notan. Pueden tener unas carencias por un lado, pero, por el otro, tienen unas capacidades que nosotros no tenemos. Además, el centro disponde de unos profesionales que los van a tratar de la mejor forma.

-¿Tienen suficiente apoyo de las administraciones?

-A las asociaciones pequeñas las ayudas nos llega con cuentagotas. Recibimos subvenciones de los ayuntamientos de Navia y de Coaña, que nos apoyan en todo. Del Principado sólo recibimos una subvención. Y también tenemos la ayuda de los ciudadanos de a pie, que siempre colaboran. Es cierto que necesitamos más, pero, de momento, vamos paso a a paso.

-¿Es más duro lograr servicios en la zona rural?

-El que vive en la zona centro no tiene un colegio, tiene siete, con más profesionales. También los propios profesionales poseen más dificultades para buscar alternativas, formación y recursos. Por todo eso, es de reconocer que tenemos un lujo al disponer de este centro de Navia, aunque también es cierto que nos falta mucho.