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Diálogos occidentales | ISABEL CUERVO | Presidenta de la asociación benéfico-cultural "Os mismos de sempre"

"La manera de frenar el cáncer es aportar dinero a la investigación, y es lo que hacemos"

"El apoyo de la gente es el motor que nos hace seguir, porque, si no, tanto esfuerzo no tendría sentido: invertimos muchas horas y casi siempre después del trabajo"

Isabel Cuervo, delante de una foto de un temporal azotando la costa de Tapia. TANIA CASCUDO

La tapiega Isabel Cuervo está al frente de la asociación benéfico-cultural "Os mismos de sempre", un colectivo que se constituyó formalmente en 2012, pero que inició su actividad en 2009, de la mano de la desaparecida Carolina Santamarina. Sus galas benéficas sorprenden por su cuidada puesta en escena y el nivel de profesionalidad del medio centenar de personas implicadas en este singular proyecto, que cumple el doble objetivo de satisfacer su pasión por el espectáculo y contribuir a las más variadas causas benéficas. Aunque el grueso de su actividad se destina a recaudar fondos para la investigación contra el cáncer (canalizados a través del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias-IUOPA), han colaborado con diferentes colectivos como Cáritas, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui o la tapiega Fundación Edes.

-A principios de mes recibieron un pequeño reconocimiento por parte del IUOPA. ¿Orgullosos?

-Recibir un reconocimiento siempre es un orgullo. Estamos satisfechos porque llevamos ocho años colaborando con el IUOPA.

-Anualmente recaudan una media de entre 9.000 y 10.000 euros para la investigación contra el cáncer. ¿Por qué eligieron esta causa como objetivo central de su proyecto?

-El cáncer afecta a mucha gente y, más cerca o más lejos, siempre conoces a alguien que lo padece. Somos conscientes -porque así nos lo recuerdan además desde el Instituto- de que la manera de contribuir a frenar el cáncer es aportar dinero a la investigación. Así se avanza, y es lo que hacemos. En definitiva, queremos aportar nuestro granito de arena a la investigación. A veces tienes la sensación de que es poco, pero los responsables del Instituto nos aclaran que hacen mucho con esos fondos y que, por ejemplo, el año pasado nuestra aportación sirvió para contratar a un becario. Hay que pensar que esa media de 10.000 euros al año sale de la recaudación de cinco galas que hacemos en verano en Tapia, que es un pueblo pequeño.

-¿Están contentos con la respuesta de la gente?

-Mucho, hay mucha fidelidad y tenemos un público que repite cada año. La gente nos va conociendo, le gusta lo que hacemos y, además, se siente bien por colaborar con una causa solidaria. Hay que pensar que cobramos la entrada a 12 euros, que es bastante dinero, ya que la gente no suele venir sola, sino que vienen varios de una misma familia y supone bastante gasto. Recibimos el apoyo de mucha gente y nos llega a través de sus aplausos y por cómo se entregan con nosotros. Es el motor que nos hace seguir, porque si no, tanto esfuerzo no tendría sentido. También hay que decir que tenemos muchos ofrecimientos de ayuda y cada vez que tocamos una puerta para pedir algo la respuesta es muy buena, y eso es una satisfacción.

-Ya van ocho años de galas, con muchísimas horas de trabajo detrás. ¿Se nota el desgaste en el grupo?

-Claro que hay desgaste, esto es algo que ocupa mucho tiempo. Invertimos muchísimas horas en prepararlo todo y hay que pensar que es algo que la mayoría de nosotros hacemos después de la jornada laboral. Además, cada año intentamos evolucionar y eso exige mucho esfuerzo. Es algo que te tiene que gustar mucho porque si no, no compensa. También es cierto que contribuir a causas solidarias te hace sentir bien porque es un dinero muy útil y necesario que los colectivos agradecen. Cuando te dicen "es que no sabéis todo lo que vamos a hacer con esto", pues te dan una alegría.

-Además de las galas, "Os mismos de sempre" lleva años presente en el Carnaval, así que se puede decir que la actividad se prolonga durante todo el año...

-Prácticamente no paramos en todo el año, porque acabamos las galas en octubre y en Navidad nos metemos a preparar el Carnaval... El Carnaval lo tomamos de manera diferente, es más para disfrutar y nos sirve para hacer más piña, digamos que disfrutamos más con la convivencia. Este año tenemos previsto acudir a diez desfiles de Asturias y Galicia. El problema es que no nos queda margen para parar, pues en marzo ya tenemos que empezar a diseñar las galas del verano. Lo bueno es que ya tenemos seleccionado el repertorio desde noviembre, pero aún así queda mucho por hacer: hay que montar las coreografías, preparar el vestuario, el decorado...

-¿Cómo ha sido la evolución del grupo en estos ocho años de andadura?

-Cada año hay más exigencia a todos los niveles, tanto en la puesta en escena como en los decorados y el vestuario. En el transcurso de la gala es tremendo lo que se mueve detrás del escenario, por eso hemos tenido que ir mejorando la organización nombrando responsables de cada cosa y, con todo, siempre hay fallos. Además, hay que tener en cuenta que nadie es profesional del espectáculo. Da la casualidad de que disponemos de la infraestructura necesaria para los montajes y de un grupo de gente muy válida en diferentes ámbitos. Es un equipazo, algo muy difícil de lograr. Además, después de ocho años hemos formado una familia y nos conocemos muy bien, lo que facilita mucho las cosas.

-¿El proyecto tiene fecha de caducidad?

-Creo que está claro que esto tiene un fin. Ahora mismo estamos en un buen momento, pero es complicado mantener en el tiempo este nivel de actividad y las nuevas generaciones del grupo aún no están preparadas para coger todo el peso.

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