A mediados del curso 1966-1967 las aulas del colegio que hoy se conoce como Maestro Casanova, pero que por aquel entonces respondía al nombre de Colegio Nacional Alejandro Casona, comenzaron a llenarse de alumnos, todavía con obras en marcha.

Tito Casado, Emilio Arbas y José Manuel Llano fueron tres de los muchos alumnos que estrenaron el nuevo colegio entrando en el primer curso de Educación Infantil. De aquella época recuerdan a su profesora Doña Cloti, de quien hablan con cariño; la leche en polvo que se repartía en los recreos, y la cantidad de alumnos que eran por clase, unos 50 niños para un profesor.

El nuevo edificio pronto se declaró insuficiente para albergar el gran número de escolares que en ese momento había en la villa canguesa. "Rápido se quedó pequeño y se tuvieron que llevar cursos para El Reguerón, el Ayuntamiento, el convento y el monasterio de Corias, y a los dos años se realizó una ampliación", apunta Tito Casado.

A pesar de que se trataba de una época difícil, sus recuerdos escolares son buenos. Especialmente los que tienen que ver con los profesores, a los que describen como docentes que "tenían mucha vocación y se implicaban". En cuanto a las actividades extraescolares promovidas por el centro, se resumían en la celebración de San José de Calasanz, "un día en el que íbamos a misa y al cine", rememoran. Además, en el colegio conocieron la televisión, situada en el pasillo, y en ella veían programas educativos.

Años después de su inauguración llegaron al centro Marta Veiga y Montse Queipo, pero poco habían cambiado las cosas y las clases seguían repartiéndose por numerosos edificios, algo que no se solucionaría hasta la creación del colegio situado en La Vega, a mediados de la década de los ochenta, y que se quedaría con el nombre de Alejandro Casona. A ellas les tocó vivir la unificación de niños y niñas en las aulas y lo recuerdan como "una revolución, pero muy positivo". A Ángela Chacón le tocó otro gran cambio en el colegio: la sustitución de los tres patios en diferentes alturas por la cancha actual.

Ahora todas ellas tienen hijos en el colegio y ven que, "como en nuestra época, se mantiene la proximidad con los profesores, a los que te encontrabas en la calle y te gustaba saludar". Aunque reconocen que a nivel educativo se ha avanzado, con una apuesta por la tecnología y la incorporación de profesores especialistas. Sin embargo, siguen creyendo que el centro necesita más espacio.