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El consultorio oriental

Muchos prematuros pero con menos patologías en la unidad de atención temprana

El equipo del Noroccidente trata incluso a bebés de dos días: "La primera señal de un trastorno siempre es motora"

Almudena Frutos, María José Martínez y Eva Miranda, en Tapia. G. G.

Los bebés del Noroccidente están en buenas manos. Un equipo multidisciplinar, especializado y con mucha experiencia trabaja en la comarca codo con codo con el servicio de pediatría, para tratar todos aquellos trastornos que puedan surgir en la salud de los pequeños desde el mismo día de su nacimiento hasta el momento en el que entran en edad de escolarización, a los tres años. Se trata de la unidad infantil de atención temprana del área sanitaria I, formado por una psicóloga, una fisioterapeuta, una logopeda y un psicomotricista.

El pasado año pasaron por esta unidad un total de 112 niños; y el equipo trabaja de forma simultánea con unos 70 casos. "La atención temprana está formada por el conjunto de intervenciones sobre aquellos niños que presentan un trastorno en su desarrollo o están en riesgo de padecerlo. Se atiende al propio niño, y también a su familia y su entorno", explica la psicóloga y coordinadora, María José Martínez. El objetivo, en todos los casos, es "prevenir, atenuar y recuperar", es decir, optimizar el desarrollo del pequeño.

Todos los casos llegan hasta la unidad a través de los pediatras. Se abordan todo tipo de trastornos: retrasos madurativos de cualquier clase, de desarrollo motor, sensoriales, de desarrollo cognitivo y de origen genético. También se abordan aquellos vinculados con la relación social y la comunicación, los trastornos del lenguaje y los casos de bebés prematuros. "Estamos viendo muchos casos de prematuridad, pero con menos patologías asociadas que cuando comenzamos en el año 2000", apunta Martínez.

Una vez derivado, el equipo de atención temprana, que se ubica en El Cabillón (Tapia), procede a valorar cada caso de forma individualizada y propone un plan de intervención adecuado a las necesidades de cada uno. Se busca, siempre que sea posible, la participación de los padres en el tratamiento, dejando tareas para realizar en casa. Aunque cada profesional se especializa en un área en particular, el trabajo se realiza en coordinación con el resto y con otros apartados, como el educativo, el sanitario o el de los servicios sociales.

La logopeda, Eva Miranda, busca siempre "normalizar al máximo las habilidades comunicativas y del lenguaje" de los pequeños. Asegura que, aunque un inicio tardío del lenguaje se detecta porque el niño no tenga 50 palabras en su vocabulario a los dos años, este baremo "es muy flexible", y que con el tratamiento "la gran mayoría tiene una gran evolución". Por su parte, Almudena Frutos, fisioterapeuta, es la que más contacto físico tiene con los pequeños. "La primera manifestación de un trastorno siempre es motora. Hemos llegado a tratar a bebés de dos días. El objetivo siempre es dar con el bienestar físico del niño y alcanzar un desarrollo y un control motor lo más normalizado posible", subraya.

Además de las sesiones que se imparten en El Cabillón, la unidad infantil de atención temprana cuenta, desde mayo de 2016, con un programa de estimulación acuática, que se desarrolla en la piscina de Jarrio una vez por semana. "Es una actividad simplemente lúdica, con los padres, para que jueguen, para que sepan cómo moverse con ellos en el agua", explica Almudena Frutos.

Estas profesionales quieren lanzar un mensaje optimista sobre su labor y sobre la evolución que ven en los casos que tratan a diario. Afirman que, en 2016, un 62 por ciento de los niños recibieron el alta por su evolución positiva, lo que hace que, al entrar en la etapa educativa no precisen de ningún refuerzo.

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