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Anleo exhibe su progreso

Justo García repasa en un tomo de cuatrocientas páginas la historia de la localidad naviega, marcada por la unión de sus gentes y el impulso de la industria láctea

Anleo exhibe su progreso

A mediados del siglo pasado, dos acontecimientos marcaron para siempre el destino de una aldea rural del concejo de Navia, Anleo. Por un lado, tres "héroes" lograron para los vecinos la propiedad de las fincas que arrendaban, otorgándoles así una garantía de vida en aquellos años de carestías. Eran el presidente de la cooperativa local, Leovigildo López; el maestro Celestino Fernández y el industrial José Méndez Olazábal. Los vecinos les brindaron un sonado homenaje en 1960. De forma paralela, ese mismo año dos jóvenes llegaban en moto a este fértil valle con una idea en la cabeza: instalar una pequeña empresa para la fabricación de queso que, con el tiempo, se ha convertido en una gran industria que emplea a unas setecientas personas sólo en esta localidad. Fue el nacimiento de Reny Picot, de la mano de Francisco Rodríguez y su socio Pablo Mayoral.

Aquel año clave de 1960, así como el resto de la historia del pueblo de Anleo, se recogen ahora en un tomo de cuatrocientas páginas y tapa dura, obra del naviego Justo García. El volumen lleva por título "Anleo, un pueblo escogido. Así me lo contaron", y pretende ser una guía completa para conocer, entender, descubrir o recordar aquellas circunstancias, personas, hechos y costumbres que han forjado la identidad de un pueblo que destaca por su unión y defensa de valores comunes y de progreso, y por el espíritu emprendedor y artístico que despierta en muchos de sus vecinos.

El trabajo del autor es, como en sus anteriores obras referidas a las también naviegas localidades de Armental y Talarén, "totalmente desinteresado". Justo García se muestra "muy agradecido" a los vecinos de Anleo, que le han abierto las puertas de sus hogares durante los duros meses de dedicación y le han cedido infinidad de imágenes, que fijan el recuerdo de familias enteras, grupos de vecinos, amigos y personajes del pueblo.

"He contado con la colaboración total de todos los vecinos. Ha sido maravilloso", asegura García, al que también han apoyado el fotógrafo Javi Freitas, el cronista oficial de Navia, Servando Fernández, Ramón Procopio y el propio fundador de Reny Picot e hijo adoptivo de Anleo, Francisco Rodríguez, que prologa el libro. El autor subraya sobremanera el papel de este último en la evolución del pueblo: "Anleo marca la diferencia en el concejo de Navia, sobre todo gracias a la industria y a cómo se complementa con los vecinos. Enriqueció a todas las casas. Hay tres generaciones que han trabajado allí".

El libro comienza con una breve historia de la parroquia de San Miguel de Anleo, continúa con referencias a dos de sus edificios emblemáticos, como son la iglesia y el palacio, y prosigue con una pormenorizada descripción, incluyendo fotografías, de cada una de las 143 casas del pueblo, repartidas por los diferentes barrios. Se incluyen, además, una serie de registros y padrones, desde el año 1614, donde cada vecino puede seguir la pista de sus antepasados. "Es la primera vez que añado este apartado a un libro, es muy útil para conocer las líneas de las familias", apunta el autor.

Un capítulo completo se dedica a la escuela local, que aún se mantiene abierta y con el nombre del pintor Álvaro Delgado. El amor y dedicación del artista por este aula se ve reflejado en varias instantáneas, en las que aparece entregando los premios en los certámenes de pintura escolar.

Las celebraciones, como comuniones, bodas y bautizos, también tienen su espacio. Aquí entra también el episodio de 1951, cuando, en pleno año jubilar, la imagen de la Virgen de Covadonga visitó Anleo. "Fue una jornada inolvidable, como aún se señala por muchos residentes del pueblo que tuvieron la fortuna de presenciar este acontecimiento irrepetible e histórico", dice García.

Escenas típicas del campo asturiano, con el vistoso varal, los carros tirados por burros o los tractores de época, pueblan las páginas del libro, que también se detiene en la matazón o las sextaferias. No faltan, tampoco, los reportajes que a esta aldea, y desde las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, dedicó Jorge Jardón, ni el recuerdo para los que, en 1979, echaron a andar con una de las primeras asociaciones de vecinos del entorno, animados por el "abandono" que por aquel entonces vivían las zonas rurales. El coro, el grupo de teatro, la primera guardería infantil, el hito de la traída del agua y el crecimiento, sostenido e imparable, de la fábrica láctea culminan una obra que documenta al detalle centenares de vidas.

Justo García presentará este libro sobre la localidad de Anleo en la jornada de mañana, a partir de las siete de la tarde, en la nave municipal del puerto de Navia. El acto, abierto al público en general, contará con actuaciones musicales y una muestra de toda la artesanía que se elabora en este pueblo naviego.

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