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Ortiguera despide con pena a Fidel Castro

Los vecinos de la zona rural llenan las redes sociales de mensajes de gratitud a su cartero, que se muda a Villayón

Fidel Castro, junto a un vehículo de Correos, en Navia. G. GARCÍA

A Fidel Castro le encanta su trabajo. "Lo vivo con pasión", dice, orgulloso de lo que representa ser, hoy en día, cartero rural. Este vecino de Cudillero se despidió este mismo mes de Ortiguera, la zona en la que ejerció durante una década, para comenzar una nueva etapa en Villayón. En su despedida, las redes sociales se llenaron de mensajes de gratitud de unos vecinos encantados con su servicio. "Ahora me siento en deuda con ellos, siempre me han tratado muy bien. Les estaré siempre agradecidos", asegura.

Castro comenzó en esto del correo casi de rebote, pero, confiesa, le llegó al alma enseguida. Sus inicios estuvieron en Cudillero, Pravia y Castrillón, antes de ser destinado a Extremadura durante tres años. A su regreso a Asturias, se le asignó Ortiguera, "una zona muy difícil al principio, por la falta de indicadores, pero que a la que pronto se le pilla el tranquillo".

Poco a poco, y gracias a su dedicación, sentido del humor y cercanía, Fidel Castro se ganó a sus clientes, a quien él prefiere denominar "amigos". La calurosa despedida que le brindaron le ha dejado sin palabras: "No me esperaba algo así. Sabía que estaba cumpliendo con mi trabajo, pero no que tenía esa aceptación por parte de la gente. Por un lado siento alegría y orgullo, pero por otro pena al irme de allí", asevera. La razón del traslado es simplemente económica, aunque señala que "el amor que me mostraron no se paga con dinero".

Este pixueto quiere hacer "una defensa enérgica" de la figura del cartero local, que va mucho más allá de ser la persona que deja cartas en un buzón. "Es alguien imprescindible en los pueblos, que realiza una función social, de confidente, de informador", apunta. Cuenta que nunca le importó "perder un minuto" con cualquiera de los vecinos, echar una mano en lo posible, charlar y, eso sí, ser siempre amable. "Trato de ir siempre con una sonrisa y no cargar mis problemas al vecino. Él no tiene la culpa", dice.

Fidel Castro está convencido de que es esencial "atender la zona rural, la vida de la gente mayor, de nuestros antepasados", algo que, lamenta, "estamos perdiendo". Considera que se debe dotar de infraestructuras y servicios de calidad, como el postal, para evitar su abandono. Este cartero ya ha iniciado su nueva etapa en Villayón, donde recorre cien kilómetros diarios. Seguirá con sus señas de identidad: "Mucha memoria, una muy buena atención al vecino y, sobre todo, amor por esta profesión".

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