Hay amistades que duran toda una vida y otras que se recuerdan dos siglos después. La de los poetas Ramón de Campoamor y José Zorrilla es una de éstas últimas. Tal y como evoca el historiador y escritor José Antonio Pérez, la buena posición del ilustrado naviego le permitió ayudar económicamente a su colega vallisoletano en un momento de su vida en el que afrontaba la vejez en un estado de carencias. "Fueron amigos de jóvenes, y también al final de la vida, cuando se necesitaron", sostiene Pérez. La figura de estos literatos, de cuyo nacimiento se celebra este año el bicentenario, fue uno de los temas centrales de la última sesión de las Jornadas de Historia de Navia, impulsadas por Amigos de la Historia de Puerto de Vega y la Fundación Valdés-Salas.
"Campoamor logró un sueldo para Zorrilla del Parlamento, algo que era muy difícil en la época. Se trata de dos poetas fundamentales en el siglo XIX, cada uno en su estilo, distintos en carácter, en cuanto a pensamiento, y también en cuanto a poesía, pero, sin embargo, muy amigos", relata José Antonio Pérez, quien quiso destacar "ese poder de la amistad de estar por encima de todo".
En la jornada de ayer también intervinieron el arquitecto y escritor Ángel Bueres, que evocó la figura del pintor de los Oscos Fermín Arango Barcia, con quien le une la parentela. "Emigró a Argentina, y después estuvo en París. Era postimpresionista, y mantuvo muy buena relación con Zuloaga", relató Bueres.
La otra ponencia corrió a cargo del historiador Santiago Rodríguez, que se encuentra realizando un estudio de los primeros investigadores arqueológicos y antropológicos de la marina occidental asturiana, en la frontera entre los siglos XIX y XX.
"Fueron pioneros en el estudio de elementos como el castro de Coaña. Sentaron las bases cuando no había ningún material", elogió. Entre ellos, destacó algunos: Pedro Canel Acevedo, José María Flórez, Bernardo Acevedo y Huelves, Marcelino Fernández y Fernández y Miguel García Teijeiro.
