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El comercio sobrevive en el Suroccidente

El local del Redondo, en Pola de Allande, con 172 años de historia, y la tienda E. Morodo, en Cangas del Narcea, que cumple 140, desafían a los cambios sociales y al mundo digital

El comercio sobrevive en el Suroccidente D. ÁLVAREZ

Para un comercio tradicional superar los cien años y mantenerse en la actualidad es toda una hazaña. La competencia de hoy en día con las grandes superficies e internet no facilita que las tiendas de proximidad vean con claridad su futuro; sin embargo, algunas miran atrás y tienen tanto peso y tanta historia a sus espaldas que no pueden más que coger impulso e intentar seguir hacia adelante.

Es el caso de dos establecimientos del Suroccidente, el comercio del Redondo de Pola de Allande y la tienda Morodo de Cangas del Narcea. El primero presume de ser uno de los comercios más antiguos de toda Asturias aún en funcionamiento, con 172 años. El segundo celebra este año otro cumpleaños redondo, sus 140 años de vida. Ambos han vivido en tres siglos y han sobrevivido a los grandes cambios que ha experimentado la sociedad en todo este tiempo, pasando de generación en generación.

El comercio del Redondo nació en 1845 de la mano de Antonio Ramos. Empezó siendo una sastrería y lugar de venta de telas e hilos en un edificio al lado de la iglesia parroquial de Pola de Allande. "Era el lugar más concurrido de la villa, sobre todo los domingos, que era cuando se celebraba el mercado", dice Manuel Ramos, bisnieto del fundador, que explica que el nombre del negocio salió del apodo que tenía su bisabuelo y se mantuvo.

En 1880 la tienda se trasladó a la entrada de Pola, donde aún se mantiene el bajo con el mostrador y alacenas antiguas. Allí se empezó a vender de todo, incluso comestibles, y unos años después se dividió y la tienda textil se trasladó al emplazamiento actual, en el cruce del centro de Pola de Allande hacia las carreteras que comunican con el vecino concejo de Tineo.

Allí se instaló una tienda que vendía de todo lo relacionado con el vestir. Era mercería y zapatería, y pasó de la venta de telas y la confección de la ropa a venderla ya hecha. Cuando Manuel Ramos comenzó a trabajar en el negocio familiar tenía 17 años y su padre acababa de fallecer. En la tienda también trabajaron sus hermanas Julia y Flora. Estuvieron al frente del comercio del Redondo hasta hace tres años, cuando lo traspasaron por jubilación. "En 50 años cambiaron muchas cosas, proveedores, clientes... ahora por la tienda pasan los nietos de la gente que tenía trato con mis padres y mis abuelos, la gente viene por tradición familiar", apunta Ramos.

En Cangas del Narcea, la tienda E. Morodo sigue en manos de la cuarta generación de la familia de ese apellido. María Isabel Morodo es la persona que está al frente del establecimiento fundado por su bisabuelo Evaristo Morodo en 1877. Tejidos, droguería, ferretería e incluso alimentación era lo que se vendía en la tienda, que poco a poco fue dejando la venta de algunos productos para ir modernizándose.

María Isabel Morodo recuerda que su abuelo fue en su momento un precursor de los establecimientos conocidos como los "todo a cien", puesto que en un rincón de la tienda tenía un espacio para juguetes asequibles para cualquier bolsillo con el objetivo de que todos los niños tuvieran acceso a un juguete.

Los juguetes y los productos de puericultura son los productos principales de E. Morodo, donde también se venden recuerdos del concejo y de la región y bombillas. "La venta de bombillas es algo a lo que se le tiene mucho cariño porque esta tienda fue depósito de las lámparas osram en los años 1950 y 1960", explica Morodo.

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