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El consultorio occidental

Por una vida autónoma

"Tratamos de que los pacientes con dolencias degenerativas o del sistema nervioso puedan realizar actividades del día a día", dice Mónica Álvarez, fisioterapeuta neurológica

Mónica Álvarez, en Navia. G. GARCÍA

Las enfermedades degenerativas y las que atacan al sistema nervioso central se diagnostican cada vez a más temprana edad. "Vemos casos de personas con cuarenta años con Párkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y también con casos de ictus", advierte la fisioterapeuta Mónica Álvarez, que apunta, además, a que un uno por ciento de los ictus "se dan en personas menores de quince años". Para frenar los efectos adversos de las patologías degenerativas, o para recuperar funciones tras un ictus, se cuenta con la herramienta de la fisioterapia neurológica, "una rama que es desconocida en la comarca pero que ofrece grandes resultados", apunta Álvarez.

Es por ello que el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Asturias ha desarrollado una campaña para dar visibilidad a este tipo de especialidades, que requieren de una formación específica y que posibilitan nuevas acciones dentro de los tratamientos médicos, más allá de los fármacos y la rehabilitación preceptivos.

"La fisioterapia neurológica valora, trata y hace un seguimiento a todos aquellos pacientes que tienen una lesión en el sistema nervioso, ya sean adultos o niños", explica esta profesional afincada en Navia. Se trata de un tratamiento "muy individualizado" en el que "cada patología y cada paciente es totalmente diferente".

Es por ello que el inicio del proceso debe ser, irremediablemente, una extensa valoración, tanto al paciente en sí como en entrevista a sus familiares. El paso al tratamiento supone tratar de mejorar todas las limitaciones que el paciente presenta, con el objetivo principal de recuperar las funciones necesarias para su día a día. "Lo principal es lograr que el paciente sea lo más autónomo posible. Vamos encaminando todo el trabajo a desarrollar actividades funcionales", asegura Álvarez. Son pequeños gestos que para muchas personas se han convertido en imposibles: levantarse por la mañana, vestirse, lavarse, salir a la calle, hacer la compra o simplemente poder coger los cubiertos y comer.

El tratamiento es "largo y continuado", ya que se trata de una evolución lenta y progresiva en la que los resultados se ven tras semanas de trabajo. "Vamos enseñando al paciente todo lo que trabajamos, y también a su familia, para que al llegar a casa sigan con ello y no se pierda lo que hacemos", subraya la fisioterapeuta.

Los resultados saltan a la vista. "Logramos ralentizar de forma considerable el avance de las enfermedades degenerativas y, en el caso de los ictus, se pueden recuperar importantes funciones", apunta Mónica Álvarez. "Se mejora mucho en la calidad de vida. Hay pacientes que se encuentran mucho mejor porque pueden hacer cosas que antes no podían, y niños en los que el desarrollo motor mejora mucho", añade la profesional. "Funciona, pero hay que ser constante", concluye.

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