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No habrá consulta alguna en Cataluña

La estrategia que subyace bajo la propuesta del referéndum soberanista de los nacionalistas catalanes

Más de 15 años han pasado desde aquel Ejecutivo socialista que, presidido por Felipe González, no tuvo más remedio que adelantar las generales debido a que sus socios de CiU le hicieran imposible llegar a un pacto estable de gobierno tras haber roto su pacto de legislatura que imposibilitase a los socialistas aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Este sería el principal motivo por el que González adelantase las generales a 1996, momento en el que entra primeriza en escena una antigua Alianza Popular rebautizada como Partido Popular.

José María Aznar saldría en la portada de todos los periódicos del 4 de marzo de 1996 por ser la primera de la VI legislaturas con el PP en el gobierno, tras 14 años de felipismo. Sí, un nuevo gobierno del PP con una imagen más españolista que la de sus predecesores pero que se había alzado en las Cortes Generales del Estado gracias a los refuerzos aportados por CiU (16), PNV (5) y CC (4), a cambio de un tratamiento favorable y más generoso a Cataluña, Euskadi y Canarias. Sí, les estoy hablando de aquella Convergencia y Uniò dirigida por Jordi Pujol que apoyaba al Partido Popular en la envestidura -Pacto del Majestic- convirtiendo así en Presidente del Gobierno a José Mª Aznar, quien contaba con una imagen mucho más arrogante y españolista que Mariano Rajoy a día de hoy. Seguro que este asunto les está pareciendo una aserción completamente absurda e inverosímil si se contempla la idea de que CiU fuera el partido que reforzaba la entrada en el Gobierno del PSOE de Felipe y la que entablaba grandes relaciones con Aznar para que el partido fundado por Fraga gobernase en España, cuando a día de hoy su dirigente -Artur Mas- no para de hacer manifestaciones de tipo catalanista y amenaza continuamente con que convocarán un referéndum sobre el llamado "derecho de autodeterminación" y la posible independencia de Cataluña.

Artur Mas, una figura política completamente polémica si tenemos en cuenta su sicofanta metodología política cuando acusa a España de ser la causa de la crisis de la economía catalana por los casos de corrupción de Blesa y Bárcenas. Sería importante recordarle al señor Mas que revise los casos Palau y Pretoria (2009) perpetrados por miembros de CiU, sin olvidar tampoco al primogénito de Jordi Pujol, que almacenaba millones de euros en Suiza, Andorra y Panamá, tal y como se descubriría el pasado 15 de septiembre. Otro rasgo sicofanta de Artur Mas es que su objetivo político no sea la independencia de Cataluña, sino más bien sea llevarse los votantes de ERC a su bolsillo y hacer un chantaje emocional al resto de España con el objetivo que las Cortes Generales del Estado aprueben una hacienda propia para Cataluña que sea independiente de la Hacienda Pública Española.

Sin embargo, sería importante no centrar el problema únicamente en Cataluña, puesto que cualquier partido político que se encuentre en el gobierno, le interesa y le preocupa el hecho renovarse en el próximo Ejecutivo que se forme tras los próximos comicios. En este momento me estoy refiriendo al Gobierno nacional del Partido Popular, que como bien se sabe dentro de su órgano administrativo su imagen pública se ha venido deteriorando ya sea con el caso Bárcenas, la subida del IVA, los famosos recortes, las reformas sanitarias y educativas, etc. Habiéndose dado perfectamente cuenta de que la contabilidad en B desarrollada por el ex tesorero del PP ya no se podría ocultar para que el mercado electoral español volviera a consumir en mayoría su producto político, no les quedaba más remedio que aplicar el "si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan", de Goebbels, ante lo que optaron por ordenar a la Guardia Civil que efectuara una serie de controles en la verja de Gibraltar, a un año de retraso de que la Royal Navy interceptara las patrulleras de la Guardia Civil en las aguas españolas que rodean al Peñón, con el objetivo de que la ciudadanía discutiera sobre Gibraltar y olvidase a Bárcenas.

Conozco perfectamente la existencia del llamado Partit Popular de Catalunya, pero a pesar de esto CiU no deja de ser una versión catalana del PP y un socio interesante para el segundo, tanto así como a la inversa. Por ello puedo asegurar con firmeza que el plan soberanista de Artur Mas y la famosa consulta que asegura que convocará para el próximo 9 de noviembre no es más que una estrategia de ambos partidos con grandes aspectos de alimentación para CiU con el objetivo de ganarse facciones electorales catalanistas dentro de la cartera de ERC como de otros partidos catalanes y de retroalimentación sobre el PP, dando así la imagen al mercado electoral español de ser un partido que gobierna con firmeza y frena la independencia de Cataluña. El objetivo de ambos partidos es explotar los sentimientos de las masas populares catalanas y españolas en general.

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