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Varias maneras de ser español

El delito fiscal de Jordi Pujol, la renuncia de su hijo Oriol y la dimisión de Duran i Lleida

A su encuentro con Rajoy lleva Artur Mas handicaps tan relevantes como el delito fiscal de Jordi Pujol, la renuncia de su hijo Oriol a todos sus cargos políticos y la dimisión de Duran i Lleida en algunos de los que desempeñaba. El nacionalismo centrista de Cataluña está severamente tocado por la corrupción y la división interna. Se reivindica la "refundación" de Convergencia Democrática en el momento más delicado de su historia, cuando necesitaba de todo el prestigio social para abordar con posibilidades una salida digna del laberinto secesionista. Después de los reveses electorales que desplazan la mayoría hacia el radicalismo catalán, los acontecimientos últimos debilitan hasta el punto crítico la capacidad negociadora del President y dejan en manos de Rajoy las concesiones aptas para desactivar la consulta más allá de su evidente inconstitucionalidad.

A Esquerra Republicana se las han puesto como a Fernando VII en un proceso insoñable para el más optimista. Ha logrado erigirse en primer partido de Cataluña después de muchos años de presencia testimonial y a día de hoy es prácticamente el único administrador del independentismo, tenga la dimensión que tenga a despecho de los sondeos que la interpretan con base a las urnas y no solo por tendencias. La estrepitosa caída del gurú Pujol, patrimonio de la moderación nacionalista después de más de dos décadas en la presidencia de la Generalitat, magnifica el arbitraje casi absoluto de Oriol Junqueras. El enriquecimiento ilícito de una familia-tótem conculca los principios de la izquierda hasta el extremo de obligarla a una recusación contundente si no quiere incurrir en sospechas de connivencia.

Así las cosas, el interlocutor eficiente de Rajoy en La Moncloa tendría que ser Junqueras, giro inesperado que sitúa el problema en coordenadas mucho más complejas. Por consiguiente, lo que interesa a Rajoy, y al país, es reivindicar a Mas y a su partido con una negociación generosa, suficiente al menos para persuadir al socio republicano y a sus bases de la conveniencia de supeditar el fervor posibilista al realismo de una pronta recuperación económica, con desbloqueo del Estatut recurrido por el PP y avances en el plano lingüístico. En suma, un horizonte inevitablemente conflictivo en la reacción de las demás autonomías, pero forzado por la necesidad de restaurar en lo posible lo que fue moderación y disposición negociadora en el proyecto catalán. Dijo recientemente el rey Felipe VI que hay varias maneras de ser español. Ha llegado el momento de testarlas y esto empieza por la rectificación de errores como el recurso contra al Estatut, que impulsó la escalada de un problema de muy difícil retorno.

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