Como sportinguista, lo de ayer fue un subidón increíble. El ascenso es, sobre todo, un premio al compromiso del equipo y a la ilusión que han transmitido el Pitu Abelardo y este grupo de chavales.
Sobre el partido del Villamarín no hay mucho que comentar. El Sporting cumplió con su parte, controlando el juego en todo momento. No vi nada raro porque el Betis intentó ganar, pero sé por experiencia propia que cuando consigues un objetivo no juegas con la misma intensidad. Además, aunque el Sporting empezó muy bien y llegaba con claridad, el Betis pudo hacer daño a la contra y me acuerdo de una oportunidad muy clara de Rubén Castro. Un delantero como él no la tira fuera a propósito.
Entre otras cosas, el Sporting demostró que ha llegado bien físicamente a este final de temporada. Con el ascenso se hizo justicia porque no es normal en una Liga de 42 partidos perder sólo dos, uno frente al campeón, dando la cara, y otro contra el Valladolid. El equipo tiene un carácter ganador cien por ciento. Los milagros existen, pero sobre todo hay que dar la gracias a Abelardo y a su cuerpo técnico.
Los veteranos del Sporting tuvimos ayer una doble alegría porque por la mañana había ascendido Arturo con El Berrón. A las cinco y veinte de la tarde, muy poco antes de comenzar su partido, el Pitu envió un mensaje felicitando a Arturín. Eso demuestra la estrecha relación que tenemos y cómo nos alegramos de los éxitos.
