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Camilo José Cela Conde

Aeropuerto

El grupo chino que ha ofertado 10.000 euros por las instalaciones aeroportuarias de Ciudad Real

Un grupo inversor chino ha ganado la subasta internacional del aeropuerto de Ciudad Real con una oferta de 10.000 euros. Qué lástima no haberse enterado a tiempo; por una cantidad respetable pero tirando a modesta uno podría haberse hecho con un aeropuerto entero. Algo así da mucha presencia social y, llegado el caso, sirve de regalo de aniversario de bodas que te hace quedar como un señor. Verdad es que el aeropuerto tira a lánguido, está cerrado y antes sólo tenía dos vuelos diarios que llevaban hasta Ciudad Real un promedio de menos de doscientos pasajeros a la semana pero, claro, si hablamos de comprar Barajas o El Prat nos iban a pedir más.

El aeropuerto de marras comenzó por ser llamado Don Quijote cuando la comunidad autónoma de la capital de España se negó a que se le pusiese el nombre de Madrid Sur; luego pasó a denominarse Aeropuerto Central de Ciudad Real como si hubiese varios y por fin es probable que al cabo se le conozca como el de los chinos. De no aparecer un comprador que ponga 28 millones sobre la mesa será el grupo Tzaneen International el que se lo quede a precio de ganga. O no. Tzaneen International, pese a su sonoro nombre, tiene un capital de sólo 4.000 euros así que tendría que endeudarse para comprar el aeropuerto. Un grupo inversor con semejante talla levanta sospechas inmediatas. Se constituyó en 2015 y, aun siendo chino, tiene su sede en la calle madrileña de Cea Bermúdez, circunstancias que no añaden una gran confianza. A mayor abundamiento, su objeto social es el negocio inmobiliario que, aun con el criterio más relajado posible, incluye mal la propiedad de aeropuertos. Súmense todos esos factores y nos sale la ecuación del pelotazo urbanístico perfecto en la nueva faceta aeroportuaria.

A lo mejor me ciegan los prejuicios. Los responsables del grupo chino han dicho que van a invertir entre 60 y 100 millones para convertir en operativo de nuevo el aeropuerto. No se me ocurre cómo con su historial y cobertura será posible conseguir créditos de ese tamaño pero los caminos de las finanzas, como los del Señor, son inescrutables. Pronto se aclarará el panorama y sabremos si sale un comprador más apañado que ofrezca tres mil veces lo que pagan los chinos, si, en su ausencia, éstos se convierten en dueños definitivos y, por fin, si se sacan de la chistera los millones de los que hablan. Será que sí o será que no. En este último caso caminamos por caminos trillados. ¿Que qué haría cualquiera con un aeropuerto en el patrimonio y cinco mil euros en el bolsillo? Lo ya sabido: buscar subvenciones y, si no llegan, intentar la opción de la recalificación urbanística para poder levantar un barrio de chalés de lo más apañado.

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