Sabido es que en materia normativa no todo está escrito, por lo que cabe entender que en lo no previsto por las leyes admisible será un cierto grado de innovación. Consentida ésta por el legislador, adquirirá fuerza de ley, pienso yo, no sé si con acierto. Hablo de la costumbre como fuente del derecho. Fenómeno el de las novedades en este campo que apunta con fuerza en el comportamiento de las renovadas corporaciones locales.
Tomemos el caso de un ayuntamiento, por ejemplo el de la ciudad de Oviedo, que puede servir de modelo y donde el señor López "reina" pero no parece que gobierne mucho. La Corporación, regida por un tripartito (podría decir triunvirato, aunque su etimología sugiere sólo varones), ha decidido ejercer sus poderes de forma sumamente creativa.
No ha de extrañar esta constatación porque ya en las declaraciones previas a este diario por parte de quien estaba llamada a ser la clave del triple poder municipal, la señora Taboada -"Tengo asumido que me toca liderar el cambio en esta ciudad", declaró ya antes de ser elegida como vicealcaldesa-, se ha mostrado partidaria de una democracia directa: urnas en la calle, oposición neutralizada, alfombras levantadas y asambleas en los barrios. Todo un programa.
La dura realidad, por supuesto, no facilita poner por obra estos y otros buenos propósitos. No ocurre lo mismo con el tercer miembro del tripartito, don Roberto, quien parece haber conseguido un gesto creativo y muy original con el hecho de comprometer a la Corporación tomando partido frente a los conflictos laborales de dos empresas de primer nivel: Coca-Cola y el Hotel de la Reconquista.
Por supuesto, con la misericordiosa idea de apoyar las reivindicaciones laborales, pero con un resultado diferente al interpretar los presuntos beneficiarios que les perjudica la intervención municipal.
El ayuntamiento nos dará que hablar.
