La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Xuan Xosé Sánchez Vicente

Intemperancia veraniega

Las protestas por la presencia de ocle o por la falta de arena en las playas

Informa LA NUEVA ESPAÑA de que en Tapia las playas de El Murallón y A Ribeiría están invadidas por la ouca que la mar ha arrancado del fondo marino: es este mes cuando la ocla, como una "hierba" que es, llega a su madurez y se desprende sola o la arrancan las marejadas.

Pero el tuétano de la información es que los usuarios protestan por la incomodidad; algunos, incluso, recelan de las algas.

Esta de la ocla es una variante de un clásico veraniego: la queja por la falta de arena de las playas. Si repasan la hemeroteca de esta casa, verán, desde abril hasta acá, una riestra de quejas en todos los concejos.

En unas fechas o en otras la mar repone siempre lo que llevó, es decir, la arena no viaja al Caribe, sino que se desplaza mar adentro y mar afuera. De modo que las sableras podrían decir aquellas palabras de Job: "El Señor (i.e. la mar) me lo dio, el Señor me lo quitó?".

Pero los contemporáneos no tenemos la paciencia de Job, sino más bien la impaciencia del niño: lo queremos todo aquí y ahora. Y, en muchos casos, tampoco somos capaces de aceptar que la naturaleza tiene sus procesos y que, por ahora, no podemos intervenir sobre ella.

Un ejemplo. Areces en sus primeros años de alcalde pronosticó la desaparición de arena de la playa y propuso construir un dique semisumergido para evitarlo. En noviembre, la arena subía al paseo y cegaba el Piles. Ganó el premio "Nostradamus".

Es curiosa la incapacidad que tenemos para entender nuestra impotencia ante la naturaleza y para aceptar la de los políticos para gobernarla. Los tenemos en baja estima, pero les pedimos que solucionen de forma inmediata lo que no está en su mano, y además, como si aquello que sí pudiesen hacer no costase dinero. Nuestro dinero.

Émulos de Carmen Calvo.

Compartir el artículo

stats