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Cien líneas

Otro mundo

Noticia de alcance planetario: un Ayuntamiento de izquierdas, de multiizquierdas por más señas, baja los impuestos. Va a ocurrir en Oviedo, que de esta se convierte en capital mundial del camino de Damasco progre: caída del caballo intervencionista, arrepentimiento sincero por los pecados del pasado y renacimiento poderoso en la nueva fe liberal.

Ya dije a finales de junio que el curso acelerado de liberalismo que iba a impartirles durante las semanas centrales del verano daría sus frutos. Ahí los tienen, señores, camino del santuario de Hayek. ¡Viva la izquierda si es carbayona!

Lo digo sin reservas y añado aún dos notas más.

El tripartito no roba en absoluto, es muy austero y baja los impuestos, del orden del 3 por ciento, en alguno de los apartados más importantes. ¿Cabe un gobierno mejor?

No se me ocurre sobre todo si se tienen en cuenta los precedentes: 100 millones del Cagatrava, 24 de El Asturcón, más de 30 de Magdalena Villa, la tira de Cinturón de Hormigón Verde y tal y tal y tal.

El problema del bendito tripartito, capitaneado por el alcalde Wenceslao López, es su corto recorrido. Y es que al lado de lo apuntado, tan beneficioso para la ciudad, se dedica a hacer chorradas progres de los años veinte, al estilo musoliniano y eso, aunque se trate de cuestiones circunstanciales y periféricas, aunque apenas dañe a la gente, los deja en ridículo día sí y día también de manera que sus extraordinarios aciertos quedan empañados: en nada volverán los mandarines convencionales con sus estándares intervencionistas, corrupciones, gastos disparatados, impuestos insoportables y... lástima que esta primavera maravillosa se marchite por cuatro bobadas.

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