Cuatro de los seis grupos parlamentarios de la Junta General del Principado (PSOE, Podemos, IU y Ciudadanos) coincidieron ayer en considerar una pérdida de tiempo la reprobación contra el presidente de la Cámara, el socialista Pedro Sanjurjo, presentada por Foro y el PP. Y sí, el debate de la proposición de ley consensuada por la derecha regional no fue nada aleccionador. No, más bien fue una demostración más de lo alejada que está la clase política asturiana de lo que realmente les interesa a los ciudadanos. Aunque en esta ocasión es cierto que no se puede generalizar, que no se debe extender la crítica al conjunto de los diputados que conforman el Parlamento autonómico.
Dejando al margen al PSOE, directamente implicado en la disputa con la derecha -no en balde Sanjurjo es militante socialista- y por lo tanto con opiniones cargadas de subjetivismo, los otros tres partidos no dejaron lugar a la duda sobre la inutilidad de una propuesta abocada al fracaso desde el mismo momento en que fue registrada.
Lo que esperan los asturianos no es que sus representantes en las instituciones autonómicas se dediquen a discutir de sus cosas, de sus enfados, de sus disputas internas. Lo que quieren los asturianos es que en el Parlamento se hable realmente de sus problemas y que los diputados busquen los cauces apropiados para, al menos, intentar solucionarlos, tanto si están en el poder como en la oposición. Como dijo el portavoz de Podemos, Emilio León, al Gobierno se le combate "con actividad parlamentaria y no quejándose de que el árbitro no sabe tocar el pito".
Y un detalle más que sumar al desatino de ayer: la increíble discusión sobre los tiempos de las intervenciones protagonizada por Sanjurjo y un representante del PP. Unos tiempos que ya habían sido pactados con anterioridad. ¿Realmente es así como algunos políticos asturianos quieren recuperar el prestigio perdido? Lo van a tener muy pero que muy complicado.
