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Octubre

Sobre patrias y fronteras en el día de la Fiesta Nacional

Estás cumpliendo la consigna de tener un feliz día de la Fiesta Nacional y de pronto te deja chafado, quién te lo iba a decir, este periódico. La foto del nuevo Camilo Sesto asusta un poco. El resto de las noticias, vista esa, ya no. Que Bardem y Cruz se suban al escenario en el que está tocando U2 cumple con la vocación de candelabro que unos humanos sienten más que otros. Si yo fuera Bono, reconsideraría los términos del derecho de admisión. Los pobres de espíritu son bienaventurados en la Sagrada Escritura, pero en los escenarios del planeta Tierra hay mucha pasta y no suele haber sitio para quien no la tiene. El día de la Fiesta Nacional da para mucho. Es difícil montar una escenografía que contente a todos y en la que todos se vean representados ( o les apetezca). Se trataría de que, no apeteciéndoles, acabe por apetecerles. Es noble empeño tratar de juntar voluntades y evitar fracturas, y la unidad es un buen valor. Lo que falta es verla en su dimensión. El presidente Mas busca unidad con la CUP porque el adversario, dice, es poderoso. ¿Lo es? No es nada imposible que en Cataluña haya habido durante mucho tiempo un sentimiento de frustración; el acoso a la excelencia- vale decir a la vocación cosmopolita, al alejamiento de la fealdad, a la seriedad laboral-es tan español como la tortilla de patatas. La paradoja es que los megapatriotas que hacen bandera contra el adversario que ellos llaman poderoso también te inspiran una suerte de desconfianza. ¿De verdad ha evaluado la burguesía catalana la conveniencia de aproximarse a según qué compañeros de viaje, y con qué cercanía? En un país como el suyo, tan reflexivo y buen lector y cuidadoso de las buenas formas ¿no han encontrado a mejores representantes? Y mientras el ruido sigue sin amortiguarse y el Ebro guarda silencio, ¿qué pasa con el futbolista al que se le da mejor meter goles y cobrarlos de lujo que leer lo que le dan a firmar? Mientras hablamos de patrias y fronteras, ¿no hay un pelín de tiempo para reconsiderar cómo hemos tarifado en esta sociedad los salarios de los diferentes gremios que la forman? Una persona muy amable con quien hablé el otro día me dijo que al señor de Girona que vota independentista le da igual con quién juegue el Barça. Really?

En fin. Una amiga me mandó anoche un whatsapp desde los fríos del Norte en el que se refería al descubrimiento de América. Si no fuera por Colón, le contesté, estarían todos hablando inglés. Una Fiesta Nacional antes de martes y trece. Desprecio a la superstición. Racionalidad. Hay que ver.

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