Cuentan que fue el edil forista Esteban Aparicio, nuevo en esta plaza, al que se le fue la lengua en uno de los consejos de administración de empresas municipales, en Emulsa, sobre el cobro de dietas de los concejales liberados. "¿Cómo?" "¿Qué?", preguntó alguien sorprendido, y se descubrió el pastel. Ese ingreso económico extra no es ilegal ni fraudulento, pero resulta, en los tiempos que corren, poco higiénico. Aunque habría que añadir que tan escandaloso como que los liberados cobren dietas que en anteriores mandatos no se contemplaban es que en una Corporación de 27 miembros, 23 se vean beneficiados por liberaciones, tengan responsabilidades de gobierno o no. Ese número es exagerado y si me apuran, inconveniente. Y mal visto por la ciudadanía. Se considera Aparicio un "concejal barato", aunque la carestía de un servidor público no se mide por lo que cobra sino por lo que hace. Si cumple su cometido con eficacia, habrá que subirle el sueldo poniéndolo a dietas. Y que sea un "bienpagao".
