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Sol y sombra

Estado gaseoso

El PP de Avilés se mueve en un contraproducente tira y afloja a raíz del terremoto creado por Pokémon. En clave de división interna, más afloja que tira debido a una especie de propensión sísmica de décadas que ahora parece haber encontrado su epicentro. Pero no es sólo el PP de Avilés, que en realidad encierra cuatro gatos, la política se halla, por lo general, en un estado gaseoso donde a veces cuesta separar lo que es lícito de lo ilícito, lo legal de lo ilegal, lo congruente de lo incongruente, etcétera.

Zambullidos en esa efervescente gaseosa que confunde la realidad con el esperpento, tratan de asomar el cuello los políticos y, en muchas ocasiones, también, los periodistas que intentamos desanudar la actualidad interpretándola. Con mejor y peor suerte.

Un fiel lector me llama por teléfono asociando la corrupción a la necedad a propósito de la columna "La tesis de Maniega", publicada ayer en estás páginas. No hay que entenderlo así, ni era mi intención relacionar uno y otro, al menos en su caso, sino más bien hacer hincapié en lo insustancial basándome en ciertos comentarios indiscretos. Por criticarlos y servirme de ellos metafóricamente para explicar las relaciones entre la actual presidenta popular y el que ha dimitido, no quiero ser yo quien peque de injusto, si por azar he dado entender que la diputada nacional ha incurrido en corruptelas, cosa que no pienso ni se me ocurriría escribir. Si me he expresado mal, quiero dejarlo claro para que no haya dudas al respecto. Maniega ya tiene bastante con lo que ha heredado. Es todo.

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