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Secretario del Consejo Asturiano del Movimiento Europeo

El encuentro con el otro

La "crisis de los refugiados" ha situado a la Unión Europea ante tres caminos que, según el periodista y premio "Príncipe de Asturias" R. Kapu?cinski, se abren en todo encuentro con el Otro: se puede elegir la guerra, aislarse tras una muralla o tratar de entablar un diálogo. La dificultad de la Unión para adoptar, primero, e imponer, después, una solución común ha hecho que la mayor parte de los Estados hayan apostado por el aislamiento. Bien en forma de concertinas húngaras, o de mucho más sutiles (y, seguramente, eficaces) negociaciones germanas con Turquía, Europa trata de levantar a marchas forzadas muros en sus "limes" que le concedan, al menos, cierto respiro.

Sin duda el temor al Otro es comprensible. Kapu?cinski comentaba que en sus viajes los frentes de guerra le causaban menos inquietud que ese encuentro con personas para él extrañas. Sin embargo, superado el temor inicial, el contacto con los migrantes nos ofrece oportunidades. Europa es un continente envejecido. En su reciente Agenda sobre Migración la Comisión Europea afirmaba que "sin migrantes la población de la Unión en edad laboral se reducirá en 17,5 millones la próxima década", pronosticando que "este colectivo será cada vez más importante para preservar nuestro Estado de bienestar".

Hablar de demografía es hacer referencia a uno de los principales retos de Asturias. Nuestro índices de envejecimiento y de dependencia, superiores con diferencia a las medias española y comunitaria, no se encuentran compensados con una exangüe natalidad. Este desequilibrio está teniendo ya consecuencias. En su último informe el BBVA indica que si en la previsión de crecimiento de PIB asturiano se eliminara la evolución demográfica nuestra estimación para este año pasaría del 2,6% al 3,1 %.

El Principado, sobre todo a través del consejero Guillermo Martínez y su equipo, ha ido colocando discreta pero eficazmente sus piezas en el tablero de esta partida demográfica: inclusión del envejecimiento en la Estrategia de Especialización Inteligente de Asturias RIS3, presencia en la Red de Regiones Europeas por el Cambio Demográfico y, recientemente, la preparación como pieza separada del Plan Especial del Suroccidente, una de las zonas más afectadas por la despoblación. Todo ello para avanzar hacia un Plan Demográfico de Asturias 2015-2025 cuya entrada en la Cámara autonómica está prevista para este semestre. Será uno de los hitos de la legislatura y no solo para el Gobierno. La oposición, tras un arranque un tanto derramado, debería estar a la altura en un tema de tanto relieve.

La recepción de refugiados impulsada por la Unión Europea es una oportunidad de corregir, al menos en parte, nuestro desequilibrio demográfico. Más allá de una recepción apoyada en las ONG' s debe abordarse una integración que, en la línea propuesta por la Comisión en su Agenda, garantice su inclusión eficaz en nuestra sociedad. No cabe duda de que los migrantes buscan para asentarse los lugares con mejores perspectivas económicas. Pero no es menos cierto que un buen asentamiento puede facilitar su permanencia. Esta decisión servirá también de base para el futuro dado que es previsible la llegada de nuevos migrantes. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, hacía referencia recientemente a unos no tan futuros "refugiados climáticos" .

Esta decisión de acogida implicará un debate político en relación al modelo de integración que deseamos, acompañado de un compromiso presupuestario que deberá verse reforzado con fondos comunitarios. Precisará también de un esfuerzo para explicar a los ciudadanos que estas medidas no sólo vienen impuestas por nuestras obligaciones legales (y morales) sino, en último extremo , por nuestro interés. La experiencia europea (Polonia, Hungría, Reino Unido, Suiza, Francia, Alemania...) nos muestra que no afrontar esta explicación es caldo de cultivo para el populismo. Las dificultades serán importantes pero debemos intentar que Asturias no desaproveche una "buena" crisis para aliviar, al menos en parte, nuestra maltrecha demografía.

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