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Javier Morán

El Cormorán

Javier Morán

En la medianía

La sección oficial de un festival puede estar mejor o peor sembrada, y cabe que el director de la cosa -responsable último de lo antedicho-, sea un pequeño gran hombre o un gran hombre pequeño (nos referimos al ojo clínico cinematográfico), pero que ante la mirada del jurado pase una película muy adecuada a la naturaleza de dicho festival y se vaya con las manos vacías significa que todo en el certamen se está equalizando hacia la medianía, por no utilizar el duro término de la mediocridad. Esa película que se va sin gloria alguna es la portuguesa "Neon bull", con merecimientos suficientes para haberse incorporado al palmarés en una o varias categorías. Pero, claro, si Ripstein mete focos debajo de las escaleras para crear sombras en el decorado -en plan expresionismo de academia-, puede engañar a los incautos, que premiarán su dirección artística; sin embargo, la citada cinta lusa reserva una sorpresa de puesta en escena casi en cada una de sus secuencias, ya sea entre toros, establos, subastas de sementales, cabinas de camión, fábricas textiles o garitos de baile. Dicho de otro modo, su director, Gabriel Mascaro, posee un sentido del cine del que raras veces se disfruta. Ahora bien, dicho todo esto, los dos premios que ha recibido la película mexicana del citado Arturo Ripstein nos parecen más que respetables; no en vano la veteranía es un grado, y más si la coherencia no falla. Por lo demás, en esta edición, el Festival de Cine ha mermado en francofilia fílmica, lo cual ha sido un avance, y suponemos que por afluencia de público y presupuesto se mantiene entre los importantes de España, pese a la mezquindad del Principado.

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